viernes, 10 de febrero de 2012
La tierra vista desde el suelo
Los ecólogos y microbiólogos Claude y Lydia Bourguignon alertan desde hace treinta años del empobrecimiento de los suelos a causa de la agricultura intensiva. Como los médicos, el matrimonio Bourguignon ausculta los suelos de todo el mundo. Según ellos, solo el 1% de las tierras cultivadas se halla en buen estado.
Antes podía degustar la tierra, como la gente antigua. Pero ahora no me animo. ¡Apesta!
“Etimológicamente 'humanidad' como 'humildad' proceden de 'humus'", recuerdan, allí es donde está la vida, el caldo primordial. El suelo contiene el 80% de la biomasa animal de la tierra, pero a nadie le importa. “Por lo tanto no habrá ni agua ni aire puros sin un suelo sano. Ni agricultura viable, nutritiva o durable, sin un suelo vivo, poblado de gusanos de tierra, ácaros, hongos y microbios mezclados “las plantas no saben nutrirse solas de la tierra, explica Lydia Bourguignon. Gracias a sus raíces hundidas en la tierra, proporcionan azúcar (salida de la fotosíntesis) a los microorganismos que a suvez transforman los elementos minerales y orgánicos en nutrientes asimilables por las plantas.
Existe un diálogo permanente entre la planta y el suelo con la condición de que este esté vivo.
Desde que comenzaron a cultivar la tierra, subraya Claude, los hombres han provocado la desertización de 2.000 millones de hectáreas, la mitad en el siglo XX.
¿Cuáles son las causas de este acelerado desastre? “Los métodos de la agricultura intensiva y el uso sin límites de abonos y de productos llamados fitosanitarios". Aunque se dicen apolíticos (una sola vez se cruzaron en una manifestación con José Bové) Claude y Lydia Bourguignon han emprendido desde siempre una cruzada contra las fuerzas “satánicas" de las multinacionales, del tipo Monsanto o Cargill, que son las que actualmente dictan las formas de desarrollo de la agricultura mundial “puesto que fabrican al mismo tiempo las semillas, los abonos, los pesticidas y los medicamentos destinados a curar las enfermedades provocadas por los pesticidas”.
¿Cómo salir de esta infernal espiral? Los Bourguignon aconsejan una reducción progresiva del uso de productos químicos, hasta llegar a la agricultura biológica. Pero atención “No es posible cambiarlo todo de un día para otro. Hacer bioagricultura en suelos enfermos sería como pedirle a un paciente inmovilizado e intubado ir a correr 100m, se rompería inmediatamente la crisma!” Para restaurar los suelos, recomiendan ante todo dejar de cultivarlos (a riesgo de exponer los suelos a la asfixia), el establecimiento de cultivos rotativos y la instalación de una “cobertura vegetal” entre dos cultivos, que ahoga las malezas, protege de la erosión y nutre a la tierra. “Los obstáculos al cambio no son solo financieros, agrega Lydia; existe un bloqueo sicológico y sociológico: Los que no trabajan más o no optimizan sus rendimientos son a menudo desconsiderados por sus pares. Pero ¿de qué sirve producir cantidades si las legumbres son insípidas, aguadas y sin valor nutritivo? Claude y Lydia Bourguignon, debido a la falta de financiación están pensando cerrar su laboratorio y crear una fundación.
Le magazine du Monde
Traducido para Rebelión por Susana Merino
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