Camina bella, como la noche
de climas despejados y cielos estrellados;
y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
se reúne en su aspecto y en sus ojos:
enriquecida así por esa tierna luz
que el cielo niega al vulgar día.
Una sombra de más, un rayo de menos,
habría mermado la gracia sin nombre
que se agita en cada trenza de negro brillo,
o ilumina suavemente su rostro;
donde pensamientos serenamente dulces expresan
cuán pura, cuán adorable es su morada.
Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
las sonrisas que vencen, los tintes que brillan,
y hablan de días vividos en bondad,
una mente en paz con todo,
¡un corazón cuyo amor es inocente!
viernes, 18 de enero de 2013
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