¡Feliz aquel a quien las Musas aman!
Pues dulce de su boca fluye el canto
y si alguien con un pesar en su ánimo recién afligido
se consume, con el corazón angustiado,
entonces el poeta, servidor de las Musas,
celebra las hazañas de los hombres de antaño
y a los dioses que ocupan el Olimpo,
y enseguida olvida sus pesares
y ya de sus penas ni se acuerda”
Hesiodo
viernes, 18 de enero de 2013
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