“Es evidente que estamos aquí sólo para luchar, no para vencer. Cuándo venceremos es algo que no se sabe.”
Pier Paolo Pasolini (El caos, 1968).
Regla táctica número 1: la reacción adecuada ante una debacle moral –una más— no es cagarse en la ética y en la puta que la parió: el descreimiento cínico es una posición de comodidad que no deberíamos permitirnos. No renunciemos a nuestra posibilidad mejor.
Regla táctica número 2: siempre deberíamos dejar, dejarnos a todo el mundo un camino de salida fuera de nuestra propia vileza.
Regla táctica número 3: parafraseando cierta célebre recomendación, no te preguntes “qué puede hacer el movimiento social por mí”. Pregúntate más bien qué puedes hacer tú por el movimiento social.
Regla táctica número 4: no voy a ser tu salvador, ni el salvador de él o ella, ni mi propio salvador. Ninguno de nosotros puede ser el salvador de nadie. No podemos salvar –podemos, si acaso, ayudar un poco…
Regla táctica número 5: seamos kantianos en una forma que quizá hubiera sorprendido a Kant –o más probablemente no–, a la manera del comunista Pasolini o del guerrero apache Jerónimo: en las situaciones difíciles, uno sigue luchando aun cuando no tenga ya esperanza de vencer.
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