"Es necesario aprender a vivir durante toda la vida; y lo que quizás te pueda sorprender con mayor motivo es que durante toda la vida debemos aprender a morir”, nos aconseja Séneca en Sobre la brevedad de la vida. De no poner en práctica este razonamiento, que parece obvio una vez leído, se deriva, por ejemplo, entre otras desdichas, que la mayoría de los hombres mueran no tanto de vida como de tiempo, de modo que un hombre que fallezca a los ochenta años puede haber vivido sólo treinta o cuarenta, mientras que ha perdido cincuenta o cuarenta envejeciendo de equivocaciones y naderías.
En este breve texto y en las enjundiosas y vívidas Cartas a Lucilioencontramos las reflexiones esenciales para aprender a vivir, amar y morir durante toda nuestra vida. La sabiduría vital del pensador de Córdoba, quien, según Borges, escribió junto a Lucano toda la literatura española antes del español, ha atravesado 20 siglos, generación tras generación, para entregarnos un mensaje de profunda verdad y elaborada belleza, haciendo posible que en la vida de muchos hombres, como su discípulo Montaigne (cuyos Ensayos amplían y complementan los de su maestro en este triple propósito), se encarne aquel verso de Keats de que “la belleza es la verdad y la verdad es la belleza”.
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