sábado, 24 de marzo de 2012
Día Internacional del Holocausto
Por José Pablo Feinmann
George Steiner se encuentra entre los pocos que han logrado pensar hondamente la cuestión-Auschwitz. Erudito, filósofo, músico, crítico de literatura, gran humanista, llega a instancias que son terroríficas hasta para él mismo. Son discutibles –aunque siempre ricas, dinamizantes– algunas de sus afirmaciones, pero hay que seguirlo en el camino que transitó y que abrió para que los demás fueran tras él casi necesariamente. Uno descansa cuando lee a Steiner. Al fin un espíritu lúcido, alejado de las telarañas heideggerianas y de los variados, excesivos sofismas que los jóvenes franceses de la década del ’60 (los estructuralistas y los post) construyeron a la sombra de un pensamiento seriamente comprometido con la masacre más impensable del siglo XX. Por ejemplo: Steiner nos insta a entreverarnos con el idioma alemán como condición de posibilidad para entender Auschwitz. Nosotros podríamos decirle que estudie y penetre el idioma castellano (en su variante argentina) para entender la ESMA. Cuidado: no establecemos comparaciones. Pero –a esta altura de los tiempos– hay que incorporar a toda conciencia generosa que no sólo existe el Holocausto (el único que se escribe con mayúscula: ¿cómo pensar esto?, ¿los otros fueron minúsculos?, ¿por qué no escribir Genocidio Contra los Armenios con mayúsculas?, ¿qué hay que esperar para que algo así suceda?, ¿por qué no hay una película en Hollywood, hasta donde yo sé, sobre la masacre armenia?), sino que la crueldad y la inhumanidad (que el hombre lleva en sí tan naturalmente como su humanidad) se han explicitado en otras zonas, tal vez no del prestigio de Alemania, tal vez de los países subalternos, de la periferia, pero que fueron parte de la modernidad tanto como lo es Auschwitz. Volvemos a Steiner. ¿Por qué nos compromete con el idioma alemán? Dice: porque sólo se puede pensar Auschwitz en alemán. Porque “quizá la única lengua con que podamos penetrar verdaderamente el enigma de Auschwitz es el alemán, es decir, escribiendo ‘desde dentro de la lengua de la muerte’” (Enzo Traverso, La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, Herder, Barcelona, 2001, p. 158). Steiner señala especialmente el caso de Paul Celan, víctima de Auschwitz, poeta judío, que se obstinó en escribir en “la lengua de la muerte”. Su objetivo nunca fue comprender Auschwitz “en el sentido filosófico o histórico del término –el verbo verstehen prácticamente no aparece en su vocabulario–, sino más bien captar, restituir con palabras el sentido del desgarro de la historia a partir del sufrimiento que marcó a sus víctimas” (Ibid., p. 158). El tema de la ruptura civilizatoria será desarrollado por la Escuela de Frankfurt y late fuertemente en la Tesis de Walter Benjamin. Renegando de la metodología dialéctica preguntarán: ¿de qué puede ser superación Auschwitz? ¿Aplicamos a la masacre el Aufheben hegeliano (superar conservando) o postulamos que Auschwitz fue una ruptura, un quiebre en la Historia? Los frankfurtianos se van a inclinar por esta segunda posibilidad. También, aquí, nosotros. La ESMA (nuestro Auschwitz) no es un momento más de la historia argentina, precedido por unos y proseguido por otros como si la historia fuera un continuum, que interpreta a la historia en tanto “la prosecución de ésta a lo largo de un tiempo homogéneo y vacío. La crítica a la representación de dicha prosecución deberá constituir la base de la crítica a tal representación del progreso” (Benjamin, Tesis XIII. Ver: Reyes Mate, análisis de la Tesis XIII, p. 211 en Medianoche en la historia). No hay progreso en la historia. Al contrario, una concepción homogénea del tiempo y lineal del progreso –las dos se requieren, se complementan– lleva a incorporar a la historia toda atrocidad, pero en tanto momento necesario de un devenir que también lo es.
Lo que nadie puede negar es que Auschwitz no es una excepción. La historia no es dialéctica y no hay un tercer momento de conciliación de los contrarios. En todo caso los contrarios –lejos de conciliarse– coexisten en la conciencia humana. Auschwitz no es lo inhumano y la Capilla Sixtina lo humano. Auschwitz forma parte de la condición humana. Ya no podemos referirnos a Auschwitz como un “enigma” (Traverso, p. 158, ob. cit). ¿Cuántos “enigmas” hay entonces en la historia? ¿Cuántos continúan surgiendo? Podríamos convenir que el hombre es un “enigma” para sí mismo, que no está moral ni espiritualmente preparado para asumir los horrores que desata. De aquí la existencia de conceptos como –ante todo– Satanás o el Mal o lo Inhumano y hasta un Dios ausente o cruel. Todo ese artilugio conceptual pone el Horror fuera del hombre. Fue Satán. Fue la presencia del Mal. Que sí, está en el hombre pero el hombre es también capaz de lo sublime. Y, en todo caso, es incapaz de tanto exceso de maldad como Auschwitz representa. Ahí hay una ruptura. Para eso no hay lenguaje. Fue lo inhumano del hombre lo que hizo posible Auschwitz. El hombre –por el contrario– es humano. Se llega a una visión de la historia que la divide entre la Madre Teresa y Hitler. Esperemos que no prospere porque, a todas luces, Hitler es más atrayente (la atracción del Mal es poderosa) que esa supuestamente buena, tan buena señora. Además, Hitler o Videla o Trujillo o Duvalier o Truman e Hiroshima y Nagasaki o Pol Pot (a quien le decían El Suave y aniquiló a casi dos millones de personas), podrán ser el Mal pero son también el hombre, la naturaleza o la condición humana. Todos fueron respaldados por poderes que fingieron no conocer sus matanzas, que se dijeron inocentes de todo, pero les dieron dinero, armas, mercenarios, técnicos en tortura y violaciones de todo tipo. Hoy, entonces, recordamos al Holocausto de Auschwitz, pero también es, para nosotros, el día de todos los genocidios de la Historia. Del armenio, por ejemplo, que aún lucha contra el negacionismo, un negacionismo que es la negación del dolor de ese pueblo, de su identidad herida, imposible o incompleta en tanto no se reconozca lo que hicieron con y de ellos. También el Día del Holocausto debe ser un día dedicado a la reflexión sobre el Mal y el profundo arraigo que tiene en el hombre, que no lo ha podido desterrar ni piensa hacerlo. Hoy se tortura en todas partes. Hoy, el pueblo del Holocausto, basándose en el Holocausto y con un Estado bélico respaldado por la más grande potencia del mundo, está dispuesto a no detenerse ante nada con la excusa de que no permitirá que lo que ocurrió una vez ocurra otra. Y si pensamos que el líder iraní (que trajo Chávez a América latina incluyendo a este continente en la Guerra contra el Terror) dice con fanático empeño que el Holocausto no existió, ¿no será para otorgarse el derecho de provocar uno que sí, que a todas dudas exista, sin discusión alguna?
Estas son, apenas, algunas de las reflexiones que esta fecha tan compleja no puede sino provocar. No son agradables. Duelen. No nos entregan una visión idílica de la condición humana. Y no son para leer en la playa. Pero la fecha es ahora y es ahora cuando hay que escribir y decir –al menos– algunas “verdades”, las que uno tiene, que tal vez sirvan para algo.
George Steiner se encuentra entre los pocos que han logrado pensar hondamente la cuestión-Auschwitz. Erudito, filósofo, músico, crítico de literatura, gran humanista, llega a instancias que son terroríficas hasta para él mismo. Son discutibles –aunque siempre ricas, dinamizantes– algunas de sus afirmaciones, pero hay que seguirlo en el camino que transitó y que abrió para que los demás fueran tras él casi necesariamente. Uno descansa cuando lee a Steiner. Al fin un espíritu lúcido, alejado de las telarañas heideggerianas y de los variados, excesivos sofismas que los jóvenes franceses de la década del ’60 (los estructuralistas y los post) construyeron a la sombra de un pensamiento seriamente comprometido con la masacre más impensable del siglo XX. Por ejemplo: Steiner nos insta a entreverarnos con el idioma alemán como condición de posibilidad para entender Auschwitz. Nosotros podríamos decirle que estudie y penetre el idioma castellano (en su variante argentina) para entender la ESMA. Cuidado: no establecemos comparaciones. Pero –a esta altura de los tiempos– hay que incorporar a toda conciencia generosa que no sólo existe el Holocausto (el único que se escribe con mayúscula: ¿cómo pensar esto?, ¿los otros fueron minúsculos?, ¿por qué no escribir Genocidio Contra los Armenios con mayúsculas?, ¿qué hay que esperar para que algo así suceda?, ¿por qué no hay una película en Hollywood, hasta donde yo sé, sobre la masacre armenia?), sino que la crueldad y la inhumanidad (que el hombre lleva en sí tan naturalmente como su humanidad) se han explicitado en otras zonas, tal vez no del prestigio de Alemania, tal vez de los países subalternos, de la periferia, pero que fueron parte de la modernidad tanto como lo es Auschwitz. Volvemos a Steiner. ¿Por qué nos compromete con el idioma alemán? Dice: porque sólo se puede pensar Auschwitz en alemán. Porque “quizá la única lengua con que podamos penetrar verdaderamente el enigma de Auschwitz es el alemán, es decir, escribiendo ‘desde dentro de la lengua de la muerte’” (Enzo Traverso, La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, Herder, Barcelona, 2001, p. 158). Steiner señala especialmente el caso de Paul Celan, víctima de Auschwitz, poeta judío, que se obstinó en escribir en “la lengua de la muerte”. Su objetivo nunca fue comprender Auschwitz “en el sentido filosófico o histórico del término –el verbo verstehen prácticamente no aparece en su vocabulario–, sino más bien captar, restituir con palabras el sentido del desgarro de la historia a partir del sufrimiento que marcó a sus víctimas” (Ibid., p. 158). El tema de la ruptura civilizatoria será desarrollado por la Escuela de Frankfurt y late fuertemente en la Tesis de Walter Benjamin. Renegando de la metodología dialéctica preguntarán: ¿de qué puede ser superación Auschwitz? ¿Aplicamos a la masacre el Aufheben hegeliano (superar conservando) o postulamos que Auschwitz fue una ruptura, un quiebre en la Historia? Los frankfurtianos se van a inclinar por esta segunda posibilidad. También, aquí, nosotros. La ESMA (nuestro Auschwitz) no es un momento más de la historia argentina, precedido por unos y proseguido por otros como si la historia fuera un continuum, que interpreta a la historia en tanto “la prosecución de ésta a lo largo de un tiempo homogéneo y vacío. La crítica a la representación de dicha prosecución deberá constituir la base de la crítica a tal representación del progreso” (Benjamin, Tesis XIII. Ver: Reyes Mate, análisis de la Tesis XIII, p. 211 en Medianoche en la historia). No hay progreso en la historia. Al contrario, una concepción homogénea del tiempo y lineal del progreso –las dos se requieren, se complementan– lleva a incorporar a la historia toda atrocidad, pero en tanto momento necesario de un devenir que también lo es.
Lo que nadie puede negar es que Auschwitz no es una excepción. La historia no es dialéctica y no hay un tercer momento de conciliación de los contrarios. En todo caso los contrarios –lejos de conciliarse– coexisten en la conciencia humana. Auschwitz no es lo inhumano y la Capilla Sixtina lo humano. Auschwitz forma parte de la condición humana. Ya no podemos referirnos a Auschwitz como un “enigma” (Traverso, p. 158, ob. cit). ¿Cuántos “enigmas” hay entonces en la historia? ¿Cuántos continúan surgiendo? Podríamos convenir que el hombre es un “enigma” para sí mismo, que no está moral ni espiritualmente preparado para asumir los horrores que desata. De aquí la existencia de conceptos como –ante todo– Satanás o el Mal o lo Inhumano y hasta un Dios ausente o cruel. Todo ese artilugio conceptual pone el Horror fuera del hombre. Fue Satán. Fue la presencia del Mal. Que sí, está en el hombre pero el hombre es también capaz de lo sublime. Y, en todo caso, es incapaz de tanto exceso de maldad como Auschwitz representa. Ahí hay una ruptura. Para eso no hay lenguaje. Fue lo inhumano del hombre lo que hizo posible Auschwitz. El hombre –por el contrario– es humano. Se llega a una visión de la historia que la divide entre la Madre Teresa y Hitler. Esperemos que no prospere porque, a todas luces, Hitler es más atrayente (la atracción del Mal es poderosa) que esa supuestamente buena, tan buena señora. Además, Hitler o Videla o Trujillo o Duvalier o Truman e Hiroshima y Nagasaki o Pol Pot (a quien le decían El Suave y aniquiló a casi dos millones de personas), podrán ser el Mal pero son también el hombre, la naturaleza o la condición humana. Todos fueron respaldados por poderes que fingieron no conocer sus matanzas, que se dijeron inocentes de todo, pero les dieron dinero, armas, mercenarios, técnicos en tortura y violaciones de todo tipo. Hoy, entonces, recordamos al Holocausto de Auschwitz, pero también es, para nosotros, el día de todos los genocidios de la Historia. Del armenio, por ejemplo, que aún lucha contra el negacionismo, un negacionismo que es la negación del dolor de ese pueblo, de su identidad herida, imposible o incompleta en tanto no se reconozca lo que hicieron con y de ellos. También el Día del Holocausto debe ser un día dedicado a la reflexión sobre el Mal y el profundo arraigo que tiene en el hombre, que no lo ha podido desterrar ni piensa hacerlo. Hoy se tortura en todas partes. Hoy, el pueblo del Holocausto, basándose en el Holocausto y con un Estado bélico respaldado por la más grande potencia del mundo, está dispuesto a no detenerse ante nada con la excusa de que no permitirá que lo que ocurrió una vez ocurra otra. Y si pensamos que el líder iraní (que trajo Chávez a América latina incluyendo a este continente en la Guerra contra el Terror) dice con fanático empeño que el Holocausto no existió, ¿no será para otorgarse el derecho de provocar uno que sí, que a todas dudas exista, sin discusión alguna?
Estas son, apenas, algunas de las reflexiones que esta fecha tan compleja no puede sino provocar. No son agradables. Duelen. No nos entregan una visión idílica de la condición humana. Y no son para leer en la playa. Pero la fecha es ahora y es ahora cuando hay que escribir y decir –al menos– algunas “verdades”, las que uno tiene, que tal vez sirvan para algo.
Marc Chagall
Marc Chagall atravesó todo un siglo, nacido en una familia judía de la ciudad rusa de Vitebsk en los estertores del XIX. Su historia personifica como ninguna otra el drama de la huida permanente y del éxodo impuesto por las revoluciones y las guerras. Dueño de una extensa obra, colorista y aparentemente feliz, los acordes de la música y la tristeza de la poesía fueron el hilo conductor de su producción, rotundamente original pese a coincidir en el tiempo con los grandes movimientos de las vanguardias y participar tangencialmente en algunos de ellos.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/13/actualidad/1329147039_738412.html
El amor
El amor es un misterio para el que lo vive, un misterio para el que lo observa. Lo constatamos, pero no lo comprendemos. ¿Por qué? Porque lo que nos une a alguien es inexplicable. Es ir hacia el otro no sólo por su imagen (su belleza, su semejanza a alguien), ni por lo que simboliza (padre, madre, poder, dinero, seguridad), sino por su secreto. Un secreto del que desconocemos el nombre y que se encontrará con nuestro propio secreto, esa herida oculta que todos llevamos dentro: una ausencia en la infancia, un sufrimiento singular, indefinible. El amor nos es desconocido.
Patrick Lambouley
Psicoanalista
facebook.com/psychanalyse-jungienne/
Cíentíficos rusos reviven flor de la edad de hielo
Tesoro de la era glacial, hace 30.000 años, las ardillas cavaron la tierra congelada para construir sus madrigueras, que tienen el tamaño de una pelota de fútbol, colocando paja primero y luego pelaje animal para crear una cámara perfecta de almacenamiento. De los tejidos de las frutas, un equipo de científicos rusos logró recrear una planta, en un experimento pionero que prepara el camino para el renacimiento de otras especies.
Antonio Machado, 73 años después
“Me encontraréis a bordo ligero de equipaje
casi desnudo, como los hijos de la mar”.
Así lo hallaron hace 73 años. Había cumplido 64. Se le enterró en el cementerio viejo de Cotlliure, cerca del pequeño hotel donde estaba alojado con su madre. Allí siguen sus restos, allí deben seguir siempre.
Costó convencerle para que se trasladara a Valencia tres años antes. García Lorca había sido asesinado en agosto de 1936. El poema que escribiera en su honor fue, es imborrable. En la ciudad del Turia, la misma donde de nuevo reina la indignación y la rebeldía, vivió hasta abril de 1938. Despues, durante 11 meses, en Barcelona.
El autor de “Proverbios y cantares” abandonó la ciudad de Joan Salvat-Papasseit y López Raimundo el 22 de enero de 1939, cinco días antes de la entrada de las tropas del fascio español con apoyo entusiasta del fascismo catalán y del empresariado de orden. Ese mismo día -cuatro meses antes del fusilamiento, reo de “rebelión militar”, del obrero cenetista José Arnal Cerezuelo-, Machado cruzó la frontera por Cervera de Marenda.
Pudo llegar a París. No quiso. Bajó del tren de una línea local dos paradas más tarde. En Cotlliure, un símbolo imperecedero de la legalidad republicana, de la honestidad democrático-socialista de tantos y tantos combatientes que entregaron su vida en la defensa de la República, la democracia real y el socialismo. Recuérdalo tú y recuérdaselo a otros.
Xavier Febrés, en un magnífico y sentido artículo [1], ha comentado que el autor de Campos de Castilla apenas salió del modestísimo hotel Bougnol-Quintana durante los 26 días que transcurrieron entre su llegada al pequeño pueblo mediterráneo y su fallecimiento (¿de pena, de rabia, de desolación?). Un mediodía, con sol favorable, paseó con su hermano hasta la playa, muy cercana al hotel y al cementerio donde está enterrado. Tras su muerte, su hermano encontró un verso, el único que escribió durante sus días de exilio, en el bolsillo de su abrigo: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
Ciudadanas y ciudadanos catalanes, españoles, ciudadanos democrático-republicanos de todos los rincones del planeta le siguen, le seguimos rindiendo homenaje. Es imposible no ver flores recientes en su tumba y son muchos los jóvenes y no tan jóvenes que le homenajean recitando emocionados su imborrable “Retrato”, autorretrato de un hombre bueno:
“Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago”.
Vindicar la III República democrática, pensar en la II República, es también recordar la huella inconmensurable de aquel socialista-comunista con convicciones firmes que no dogmáticas hasta el final de sus días:
“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.
Salvador López Arnal - Rebelión
Mandalas
Carl Jung creía que las visiones de platillos voladores se originan en una proyección inconsciente del sujeto de un mandala en el cielo. "Mandala" es una palabra sánscrita que significa círculo. De acuerdo con el psicoanalista, los mandalas aparecen en la psique en situaciones de confusión, desorientación y perplejidad. Son un esquema ordenador que ayuda, en el caos mental, a que cada contenido encuentre su lugar. Su forma circular marca un límite, una protección. Así, encontramos con que el mandala-círculo está en la "rueda del sol" prehistórica, en el círculo mágico alquímico o también como un símbolo que ordena y engloba la totalidad psíquica.
Antonio Lobo Antunes:
"Vivimos en un mundo de simples desconocidos"
El escritor portugués presenta su nueva novela, ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?, que despliega las crueldades de una familia ante la muerte de su matriarca. "En las familias, los problemas fundamentales son siempre los mismos", dice.
POR NÚRIA ESCUR - La Vanguardia
EN SUEÑOS. El escritor portugués Lobo Antunes, "el maestro del mecanismo inconsciente".
Etiquetado como:Antonio Lobo Antunes
Está cansado, camina cansado. Resiste cansado. Llega la última novela de Antonio Lobo Antunes (Lisboa, 1942) en castellano: '¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?' (Mondadori) con la misma cadencia de sentimientos que es ya sello lacrado del autor.
En su estancia en Barcelona el escritor portugués --que sólo piensa en pasar un ratito con Marsé y Moix-- suelta su opinión sobre un mundo que no acaba de gustarle: "no hay quien lo entienda. La política, por ejemplo, en abstracto, no sé bien lo que es".
Su mirada, borgiana, más de soslayo que nunca, es ciega a lo que no le interesa. Lobo Antunes está de vuelta. Pero en su catarata de palabras con personajes pegados a sus fantasmas sigue creando desasosiego como nadie, genera licencias de silencios y puntuaciones, cabalga. "Jamás leo lo que escribo".
Lobo Antunes es el maestro del mecanismo inconsciente. Y ese desorden de frases tan suyo, un hilo que tira de las entrañas, en esta novela trabaja al servicio de la cruenta exposición de una familia y la muerte de su matriarca. Leer a Lobo Antunes es a veces como tragar, sin masticar, y que te siente bien.
¿Llegó a ver esa sombra de un caballo en el mar?
En mis sueños.
Es una antigua canción
La primera vez que la escuché me quedé sorprendido. ¡Es tan bonito! Porque es una canción popular hecha por campesinos que jamás habían visto el mar...
No hay paralelismo entre su familia y la de la novela. La familia ¿es engaño o refugio?
Ni una cosa ni otra. Yo tengo mucha sangre mezclada: mi padre era brasileño, la madre de mi padre era alemana, hay portugueses, italianos... y una cosa aprendí muy temprano: hay gente rubia, morena, cobriza, pero sus problemas "fundamentales" son siempre los mismos.
Su educación fue singular
¡Mucho! A la manera de la Amazonia pero en Portugal. Ecuación muy rígida, nada que ver con el carnaval brasileño.
En esta novela anuncia usted "éste es tu último libro, Lobo, tu testamento". Pero luego escribió usted dos más ¿Un escritor se jubila?
Uno tiene siempre el miedo de que ese que está haciendo sea su último libro.
Que se haya secado... la fuente, que no haya más agua, que no haya más nada... Es una cosa que me acompaña hace mucho tiempo, temes que se acabe la magia porque uno no sabe de dónde le llega, yo no lo sé. Para mi es siempre un milagro.
En lo que escribe no recibimos lo que dicen los personajes sino lo que piensan. ¿En eso ayuda ser psiquiatra?
Fui psiquiatra poco tiempo y además no quería serlo. Pero sí, en mis obras siempre se me aparece la misma voz que habla, que me ayuda a entender el mecanismo de los sentimientos. Es un misterio. En la vida uno sólo tiene preguntas.
Y si le llega una respuesta
Siempre es una respuesta en forma de pregunta.
Entonces me dirá qué es lo que menos le gusta del mundo que le rodea
¿Me pregunta si aún creo en algo?
En su momento creyó en el Partido Comunista. Hasta que le decepcionó, creo.
¿El partido comunista tiene en España alguna expresión? En todas partes tiene poca... No creo en los políticos, por supuesto. Ya es una clase que no me interesa nada. Pero sí entiendo las multitudes que salen a la calle indignadas, eso aún lo comprendo.
Por ejemplo
Por ejemplo, aquí en España... no comprendo al presidente del PP, no comprendo al presidente del PSOE, no comprendo lo que dicen, ni a los políticos de los otros países, ni comprendo que quieran ser políticos... mi impresión absoluta es que persiguen un proyecto de ambición personal. Pueden decir que tienen amor por la humanidad pero no me parece que tengan amor por los hombres.
Usted que luchó en la guerra de Liberación de Angola ¿justifica dar la vida por un ideal?
Aquella fue una guerra colonial, cogieron chavales de 18 y 20 años y nos mandaron a la guerra. No tuvimos opción, no había ideología.
¿La literatura le ha proporcionado más momento felices o de insatisfacción?
Ya habrá intuido que yo no sé muy bien lo que es la felicidad, pero cuando leo un libro bueno, se parece. Pero ¿sabe? se está siempre muy sólo. Uno sólo ve las caras de la gente que le lee en las colas...
Mientras esperan autógrafo
Sí, pero no hay tiempo para hablar, no hay tiempo para escuchar. Vivimos en un mundo de simples desconocidos.
A estas alturas ya no le debe preocupar el Nobel.
Para nada. ¡He tenido tantos premios sin pensar en ninguno! Y a mis escritores preferidos, Tolstoi o Conrad, nunca se lo dieron.
"Escribo novelas porque no sé escribir poesía". ¿Lo mantiene?
Me hubiera gustado ser poeta, pero no tengo talento. Intenté hacer poesía, como todos los adolescentes ¡pero era tan mala! Así que lo he intentado a mi manera.
¿Qué se aprende cuando se llega a los 70 años?
Nunca he pensado en eso. Pero le diré que me siento viejo. Mis nietos me hacen sentir eso.
¿Teme a la muerte?
Nadie está preparado para morir, nadie es capaz. Ni un viejo centenario con sífilis. Cuando yo era médico, con treinta años, tuve pacientes que... siempre me sorprendió el concepto de mortalidad de la gente que intentaba suicidarse.
¿Entiende el suicidio?
Sí, sí. Pero preguntar si he pensado en él sería demasiado íntimo.
¿Podría resumir la historia de amor más hermosa de su vida?
Imposible. ¿Sabe por qué? Porque confundimos el amor con muchas otras cosas: con gratitud, con costumbre, con la defensa contra la soledad. Nunca encontré una definición satisfactoria de lo que es el amor entre un hombre y una mujer.
Dicen que es muy difícil traducirle
Yo sólo hablo cinco o seis idiomas. Pero nunca me leo traducido. Pienso que toda traducción es imposible: es como la foto en blanco y negro de un cuadro, creo que mucha cosa se pierde en el camino...
¿Le preocupa cómo pasar a la posteridad?
Ya no voy a estar acá, así que... ¿cómo de diferente hace a Quevedo el modo en que lo miren?
¿Aún escribe en el despacho que le dejaban unas monjas?
Ahora escribo en casa. Ya no hay nietos. Estoy sólo conmigo.
¿Y conviven en paz?
Nos divertimos.
El escritor portugués presenta su nueva novela, ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?, que despliega las crueldades de una familia ante la muerte de su matriarca. "En las familias, los problemas fundamentales son siempre los mismos", dice.
POR NÚRIA ESCUR - La Vanguardia
EN SUEÑOS. El escritor portugués Lobo Antunes, "el maestro del mecanismo inconsciente".
Etiquetado como:Antonio Lobo Antunes
Está cansado, camina cansado. Resiste cansado. Llega la última novela de Antonio Lobo Antunes (Lisboa, 1942) en castellano: '¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?' (Mondadori) con la misma cadencia de sentimientos que es ya sello lacrado del autor.
En su estancia en Barcelona el escritor portugués --que sólo piensa en pasar un ratito con Marsé y Moix-- suelta su opinión sobre un mundo que no acaba de gustarle: "no hay quien lo entienda. La política, por ejemplo, en abstracto, no sé bien lo que es".
Su mirada, borgiana, más de soslayo que nunca, es ciega a lo que no le interesa. Lobo Antunes está de vuelta. Pero en su catarata de palabras con personajes pegados a sus fantasmas sigue creando desasosiego como nadie, genera licencias de silencios y puntuaciones, cabalga. "Jamás leo lo que escribo".
Lobo Antunes es el maestro del mecanismo inconsciente. Y ese desorden de frases tan suyo, un hilo que tira de las entrañas, en esta novela trabaja al servicio de la cruenta exposición de una familia y la muerte de su matriarca. Leer a Lobo Antunes es a veces como tragar, sin masticar, y que te siente bien.
¿Llegó a ver esa sombra de un caballo en el mar?
En mis sueños.
Es una antigua canción
La primera vez que la escuché me quedé sorprendido. ¡Es tan bonito! Porque es una canción popular hecha por campesinos que jamás habían visto el mar...
No hay paralelismo entre su familia y la de la novela. La familia ¿es engaño o refugio?
Ni una cosa ni otra. Yo tengo mucha sangre mezclada: mi padre era brasileño, la madre de mi padre era alemana, hay portugueses, italianos... y una cosa aprendí muy temprano: hay gente rubia, morena, cobriza, pero sus problemas "fundamentales" son siempre los mismos.
Su educación fue singular
¡Mucho! A la manera de la Amazonia pero en Portugal. Ecuación muy rígida, nada que ver con el carnaval brasileño.
En esta novela anuncia usted "éste es tu último libro, Lobo, tu testamento". Pero luego escribió usted dos más ¿Un escritor se jubila?
Uno tiene siempre el miedo de que ese que está haciendo sea su último libro.
Que se haya secado... la fuente, que no haya más agua, que no haya más nada... Es una cosa que me acompaña hace mucho tiempo, temes que se acabe la magia porque uno no sabe de dónde le llega, yo no lo sé. Para mi es siempre un milagro.
En lo que escribe no recibimos lo que dicen los personajes sino lo que piensan. ¿En eso ayuda ser psiquiatra?
Fui psiquiatra poco tiempo y además no quería serlo. Pero sí, en mis obras siempre se me aparece la misma voz que habla, que me ayuda a entender el mecanismo de los sentimientos. Es un misterio. En la vida uno sólo tiene preguntas.
Y si le llega una respuesta
Siempre es una respuesta en forma de pregunta.
Entonces me dirá qué es lo que menos le gusta del mundo que le rodea
¿Me pregunta si aún creo en algo?
En su momento creyó en el Partido Comunista. Hasta que le decepcionó, creo.
¿El partido comunista tiene en España alguna expresión? En todas partes tiene poca... No creo en los políticos, por supuesto. Ya es una clase que no me interesa nada. Pero sí entiendo las multitudes que salen a la calle indignadas, eso aún lo comprendo.
Por ejemplo
Por ejemplo, aquí en España... no comprendo al presidente del PP, no comprendo al presidente del PSOE, no comprendo lo que dicen, ni a los políticos de los otros países, ni comprendo que quieran ser políticos... mi impresión absoluta es que persiguen un proyecto de ambición personal. Pueden decir que tienen amor por la humanidad pero no me parece que tengan amor por los hombres.
Usted que luchó en la guerra de Liberación de Angola ¿justifica dar la vida por un ideal?
Aquella fue una guerra colonial, cogieron chavales de 18 y 20 años y nos mandaron a la guerra. No tuvimos opción, no había ideología.
¿La literatura le ha proporcionado más momento felices o de insatisfacción?
Ya habrá intuido que yo no sé muy bien lo que es la felicidad, pero cuando leo un libro bueno, se parece. Pero ¿sabe? se está siempre muy sólo. Uno sólo ve las caras de la gente que le lee en las colas...
Mientras esperan autógrafo
Sí, pero no hay tiempo para hablar, no hay tiempo para escuchar. Vivimos en un mundo de simples desconocidos.
A estas alturas ya no le debe preocupar el Nobel.
Para nada. ¡He tenido tantos premios sin pensar en ninguno! Y a mis escritores preferidos, Tolstoi o Conrad, nunca se lo dieron.
"Escribo novelas porque no sé escribir poesía". ¿Lo mantiene?
Me hubiera gustado ser poeta, pero no tengo talento. Intenté hacer poesía, como todos los adolescentes ¡pero era tan mala! Así que lo he intentado a mi manera.
¿Qué se aprende cuando se llega a los 70 años?
Nunca he pensado en eso. Pero le diré que me siento viejo. Mis nietos me hacen sentir eso.
¿Teme a la muerte?
Nadie está preparado para morir, nadie es capaz. Ni un viejo centenario con sífilis. Cuando yo era médico, con treinta años, tuve pacientes que... siempre me sorprendió el concepto de mortalidad de la gente que intentaba suicidarse.
¿Entiende el suicidio?
Sí, sí. Pero preguntar si he pensado en él sería demasiado íntimo.
¿Podría resumir la historia de amor más hermosa de su vida?
Imposible. ¿Sabe por qué? Porque confundimos el amor con muchas otras cosas: con gratitud, con costumbre, con la defensa contra la soledad. Nunca encontré una definición satisfactoria de lo que es el amor entre un hombre y una mujer.
Dicen que es muy difícil traducirle
Yo sólo hablo cinco o seis idiomas. Pero nunca me leo traducido. Pienso que toda traducción es imposible: es como la foto en blanco y negro de un cuadro, creo que mucha cosa se pierde en el camino...
¿Le preocupa cómo pasar a la posteridad?
Ya no voy a estar acá, así que... ¿cómo de diferente hace a Quevedo el modo en que lo miren?
¿Aún escribe en el despacho que le dejaban unas monjas?
Ahora escribo en casa. Ya no hay nietos. Estoy sólo conmigo.
¿Y conviven en paz?
Nos divertimos.
Zhang Daqian
Zhang Daqian (1899-1983) es un pintor tradicional chino, uno de los más sobresalientes y admirados en su país. Esta semana su nombre, poco conocido por el gran público occidental, saltó a las primeras páginas de los periódicos, porque sus ventas en subasta fueron en 2011 las mayores, según datos de Artprice. Era la primera vez en 14 años que ese puesto no lo ocupaba Picasso.
Sombra
Según Jung, la sombra representa lo que hemos reprimido en nuestro inconsciente por miedo al rechazo de los seres importantes de nuestra vida: padres, maestros y la comunidad donde crecimos. Así, lo reprimido, puede parecer terrible y vergonzoso; se manifiesta como juicio, rechazo, temor o proyecciones, y es la base de los prejuicios morales y sociales. Sin embargo, si logramos pacificar estos aspectos del yo que parecen contradictorios, la sombra posee una riqueza potencial y puede transformarse en una herramienta que acrecienta la propia confianza, la apertura, la bondad y la creatividad, bases de las relaciones sanas.
http://www.facebook.com/pages/psychanalyse-jungienne/276796229032963
Joseph Conrad.
<< La travesía había empezado, y el barco, un fragmento desgajado de la tierra, seguía avanzando, solitario y veloz como un pequeño planeta. A su alrededor, los abismos del cielo y el mar convergían en una frontera inalcanzable. Una inmensa soledad circular se movía con él, siempre cambiante y siempre idéntica, siempre monótona y siempre imponente. De vez en cuando, otra errabunda mota blanca cargada de vida aparecía a lo lejos... y volvía a desaparecer, absorta en su propio destino. >>
Joseph Conrad.
El negro del Narcissus (1897).
Mujercitas Terror
Una nueva generación de mujeres quiere abrirse paso para hablar sobre el feminismo y la pertinencia de llamarse e incluirse en el gran paraguas del movimiento feminista. Eso dicen cuando son convocadas, coinciden en “las ganas de hablar”, de ser visibles, de mostrar su trabajo y de contar sus historias (a pesar de que la mayoría no pasa los treinta): de cómo hijas de madres solteras supieron pescar en el aire esa necesidad de aprender a estar solas, a no depender de nadie, a no soñar con vestidos blancos o bocas siliconadas. Muchas se sienten afuera de cualquier sostén teórico, otras lo rechazan abiertamente, pero todas están inscriptas en una nueva era que prefiere desmarcarse de algunos términos que fueron bandera en el pasado, ampliar las fronteras y recibir nuevos nombres sobre sus cuerpos, identidades y sexualidades. Todas insisten en la urgencia del aborto legal pero reconocen sentirse afuera de esa lucha a nivel institucional, muchas hablan de una militancia puertas adentro, con dichos y actos que hablan solos. Para ellas la igualdad ya no es el horizonte sino la reivindicación del placer, la apropiación del agravio y de un lenguaje propio que les permita transmitir su descontento y transformarlo en hecho artístico, por eso son más que feministas, ya que ponen en jaque la categoría de mujer heterosexual que sirvió de base para la puesta en marcha del movimiento.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-7093-2012-03-03.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-7093-2012-03-03.html
Luna de la cosecha: 8 de marzo en el hemisferio sur
Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices[1]
Es la luna llena más cercana al equinoccio de otoño. Su salida con escaso retraso día tras día, hacía posible que los agricultores extendieran su trabajo durante las cosechas, por eso su nombre, luna de la cosecha, del vino, de la fruta, de la cebada, del maíz, luna de la llamada del alce. Su apariencia es más grande de lo habitual por su cercanía al horizonte, de una tonalidad dorado-rojizo.
Desde la Antigüedad los pueblos agrícolas multiplicaron los rituales en torno a ella para darle la bienvenida y atraer una nueva prosperidad, se la consideraba la luna más poderosa del año. Las fiestas populares más célebres de esta época son las de la vendimia.
En la antigua Grecia, como parte de los misterios eleusinos, las sibilas comían frutos como la granada, símbolo de la diosa griega Perséfone, quien en otoño fue raptada por Hades para ser liberada en primavera. Se dice que los druidas llamaban a este día Mea’n Fo’mhair, honraban a la deidad del bosque y ofrecían libaciones de sidra y vino a los árboles. La religión wiccana moderna ha bautizado el equinoccio de otoño con el nombre de Mabon, dios galés del vino.
La recogida de cereales como el trigo, el maíz y el arroz ha también sido objeto de ciertas costumbres mágicas. La más extendida consiste en fabricar con los últimos haces de espigas o de gavillas de maíz y de arroz unos muñecos –hembra y macho– y llevarlos a la casa donde, colgados del techo de la cocina, servirán de talismanes de la suerte para la próxima temporada. Es una tradición que sigue observándose en la Europa anglosajona, donde se adorna el hogar con espigas secas y maíz coloreado.
[1] La noche boca arriba, J.Cortázar
"El incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York el 25 de marzo de 1911 es el desastre industrial más mortífero en la historia de la ciudad de Nueva York y el cuarto en el número de muertes de un accidente industrial en la historia de los Estados Unidos. El fuego causó la muerte de 146 trabajadoras textiles que murieron por quemaduras provocadas por el fuego, la inhalación de humo, o por caídas que produjeron su muerte. La mayoría de las víctimas eran jóvenes mujeres inmigrantes de origen judío e italiano de entre dieciséis y veintitrés años de edad.2 3 4 La víctima de más edad tenía 48 años y la más joven 14 años.5
La tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio incendiado y en llamas ya que los responsables de la fábrica de camisas habían cerrado todas las puertas de las escaleras y salidas, una práctica común para evitar robos y altercados.6 Muchas de las trabajadoras que no pudieron escapar del edificio en llamas saltaron desde los pisos octavo, noveno y décimo a las calles.
El desastre en la fábrica textil de Triangle Shitwaist obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y salud laborales e industriales y fue el detonante de la creación del importante Sindicato internacional de mujeres trabajadoras textiles (International Ladies' Garment Workers' Union) que lucha por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras textiles.
El incendio ha marcado la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, después Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo. El 8 de marzo de 2011 se celebró el centenario del Día Internacional de la Mujer y el 25 de marzo de 2011 se cumplía el centenario del desastre de la fábrica textil Triangle Shirwaist.7"
Arriba LAS que luchan...por ellas, por TODXS!!!
" No trates de convertirte en algo. No hagas algo de ti. No seas un meditador. No llegues a la iluminación. Cuando te sientas, deja que sea. Cuando camines deja que sea. No te Sujetes a nada. No te resistas a nada.
Si no has llorado profundamente, no has comenzado a meditar ".~ Ajhan Chah
Deja que todo sea
Que la vida ocurra
Penetra en la tristeza
Solo es vacío.
Venus y Júpiter
No dejen de mirar el cielo al atardecer, hacia el oeste
La conjunción de Venus y Júpiter en el firmamento alcanzó estos días su punto más cercano. Este acontecimiento se produce cuando ambos planetas, en su movimiento a través de sus respectivas órbitas, se sitúan apenas a tres grados de distancia. Para verlos no hace falta telescopio. Anoche se veían perfectas en el cielo maplatense.
La foto muestra a Venus a la derecha y Júpiter a la izquierda en el cielo de Ginebra, Suiza.
En la mitología clásica, Júpiter-Zeus es el padre y rey de los dioses, tercera generación de los inmortales que logró imponerse y gobernar a todo el panteón olímpico. Y Venus-Afrodita es la diosa del amor, que nace de la espuma del mar donde Cronos había arrojado los genitales de Urano.
Reclamos sin respuesta
Noticias Gráficas publicaba esta imagen el 6 de mayo de 1935 con el siguiente epígrafe: “En el Hotel de Inmigrantes se alojan por sarcástica coincidencia estos cuatro descendientes de aborígenes. Son ellos: Juan Ramírez, el cacique Truquel Saihueque, Manuel Millan Mellan y Emilio Prane, que han venido a gestionar la concesión definitiva de tierras que por decreto les otorgara el Presidente Roca en su primera presidencia. Sin que desde entonces hubieran logrado el propósito”.
http://puedecolaborar.blogspot.com.ar/2012/03/mapuches-en-buenos-aires-por-la-tierra.html
Edgar Degas y sus mujeres desnudas
CARPE DIEM
No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses
que, por otra parte, es sacrilegio saberlo,
y no te dediques a investigar los cálculos de los astrólogos babilonios.
El futuro son juegos de azar, mera especulación de magos
que no tiene por qué llevar a nada,
si existe el destino o la providencia,
no baja ningún dios a concedernos su conocimiento.
Mejor será aceptar lo que venga, puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos,
o puede ser que éste,
que ahora golpea al mar Tirreno contra las rocas de los acantilados, sea el último;
pero tú has de ser sabia, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida, una esperanza larga.
Mientras estamos hablando, el tiempo, envidioso, se nos escapa:
vive el día de hoy,
y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.
Horacio (Odas, 11).No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses
que, por otra parte, es sacrilegio saberlo,
y no te dediques a investigar los cálculos de los astrólogos babilonios.
El futuro son juegos de azar, mera especulación de magos
que no tiene por qué llevar a nada,
si existe el destino o la providencia,
no baja ningún dios a concedernos su conocimiento.
Mejor será aceptar lo que venga, puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos,
o puede ser que éste,
que ahora golpea al mar Tirreno contra las rocas de los acantilados, sea el último;
pero tú has de ser sabia, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida, una esperanza larga.
Mientras estamos hablando, el tiempo, envidioso, se nos escapa:
vive el día de hoy,
y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.
Horacio (Odas, 11).
Red chalk: Raphael to Ramsay
La Galería Nacional de Escocia alberga hasta el 10 de junio, una exposición que explora la utilización en el arte de la tiza roja. La muestra consta de 35 obras pertenecientes a la colección permanente y muestra una amplia variedad de exquisitos dibujos de Pedro Pablo Rubens, Salvator Rosa, Jean-Antoine Watteau, Francois Boucher y David Allan.
matsuo basho, haikus
John Berger, la mano pensante
Por: Fietta Jarque | 10 de marzo de 2012
.
"Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado".
John Berger (Londres 1926) ha descubierto la manera de vivir a manos llenas. Es quizá el crítico de arte más admirado, no por su rigor académico (aunque sea preciso y profundo conocedor de lo que comenta) sino por la pasión y sabiduría de su mirada sobre el arte. Y también sobre la vida. Tengo en mis manos su último libro publicado en español Sobre el dibujo (editado por Gustavo Gili), perfecto ejemplo de esta afirmación. He querido extraer y compartir algunas ideas subrayadas con lápiz durante la lectura. ¿Es esa también una forma de dibujar? Si es así, este esbozo rápido lo hago apoyada en sus líneas.
"Hay dibujos que estudian y cuestionan lo visible, otros que muestran y comunican ideas y, por último, aquellos que se hacen de memoria".
Son estas las tres maneras en que concibe la actitud del artista (o simplemente el dibujante) ante el acto de plasmar sobre una superficie su impresión de una imagen. Más allá de la técnica, Berger reclama cierto tipo de aproximación al objeto elegido.
"Cuando uno se acerca tanto que toca continuamente el modelo, no puede haber arte. Y cuando te alejas mucho, lo que se hace carece de energía y no pasa de ser un mero objeto ritual, porque no se ha tocado en absoluto".
Y no puede evitar sugerir imágenes de una potencia tan insinuante como esta:
"Existen muchos tipos de dibujos. Los que se encontraban ahora extendidos en la hierba estaban escritos como cartas".
Berger detecta relaciones reveladoras que permiten entender las diferencias esenciales:
"La placa fotográfica y el reloj de bolsillo, la cámara réflex y el reloj de pulsera, son inventos gemelos. Un dibujo o una pintura presuponen otra visión del tiempo".
"Una foto es la prueba del encuentro entre un suceso y un fotógrafo. Un dibujo cuestiona sin prisa la apariencia de un suceso y, al hacerlo, nos recuerda que las apariencias son siempre una construcción con una historia".
"Una fotografía es estática porque ha detenido el tiempo. Un dibujo o una pintura son estáticos porque abarcan el tiempo".
El libro reune doce textos publicados entre 1960 y 2002, además de tres inéditos. También hay fotos y, naturalmente sus dibujos. Algunos de ellos ilustran este post. Entre los artículos más emocionantes está Le Pont d'Arc, sobre su visita a las cuevas de Chauvet. Berger va al encuentro de las pinturas sobre roca más antiguas que se conocen: 15.000 años anteriores a las de Lascaux o las de Altamira . Están en unas oscuras cuevas a orillas del Ardèche:
"Se diría que el arte surgió como un potro que se echa a andar nada más nacer. O, por decirlo menos vívidamente (todo resulta vívido en la oscuridad): la necesidad de ese arte y el talento para hacerlo llegan juntos"
escribe, y deja paralizado al lector con esa constatación asombrosa. Y continúa levantando velos que ocultaban verdades...
"Casi todos los artistas pueden dibujar cuando descubren algo. Pero dibujar a fin de descubrir, ese es un proceso divino; es encontrar el efecto y la causa...
"Dibujar es conocer con la mano".
Hay un poema inédito que dedica al escultor Juan Muñoz, gran amigo suyo, tras su muerte. Un prestidigitador del arte al que también le cabrían las frases que siguen, extraidas de otros textos.
"Tengo el presentimiento de que el dibujo es una actividad manual cuyo objetivo es abolir el principio de la Desaparición. (O, para decirlo con otras palabras, transformar las apariciones y desapariciones en un juego más serio que la vida)".
John Berger nos ha entregado unos libros incomparables, reeditados una y otra vez: Modos de ver o Mirar. También novelas, ensayos y poesía. Precisamente Ways of seeing fue una serie de televisión de la BBC de 1972, que dio origen al primero de estos dos libros. Hoy se pueden encontrar en la red y revisar esos programas emitidos hace cuatro décadas. Sigue siendo una experiencia necesaria y emocionante.
"Joseph Beuys dice que hablar puede ser una forma de escultura"
Si es así, no hay duda de que él levanta monumentos. Tengo la fortuna de oír su voz de vez en cuando. Me llama por teléfono cuando ha terminado un nuevo artículo y siente la necesidad de publicarlo cuanto antes. Porque él escribe así,con urgencia y poesía. Y una entrega ciega, sobre todo cuando desea señalar algún sufrimiento injusto de gente que le ha contado su historia, su drama, sea en Chiapas o en Palestina. Tiene 86 años y sigue preocupándose por los demás. Como me dijo hace un tiempo, "uno no elige ser un escritor comprometido" . Sobre el dibujo no es solo un libro para dibujantes -aunque pienso que es una lectura imprescindible para ellos- es también el trazo claro de una mano pensante.
John Berger recibió un homenaje en el Museo del Prado en 2010.
..
.
"Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado".
John Berger (Londres 1926) ha descubierto la manera de vivir a manos llenas. Es quizá el crítico de arte más admirado, no por su rigor académico (aunque sea preciso y profundo conocedor de lo que comenta) sino por la pasión y sabiduría de su mirada sobre el arte. Y también sobre la vida. Tengo en mis manos su último libro publicado en español Sobre el dibujo (editado por Gustavo Gili), perfecto ejemplo de esta afirmación. He querido extraer y compartir algunas ideas subrayadas con lápiz durante la lectura. ¿Es esa también una forma de dibujar? Si es así, este esbozo rápido lo hago apoyada en sus líneas.
"Hay dibujos que estudian y cuestionan lo visible, otros que muestran y comunican ideas y, por último, aquellos que se hacen de memoria".
Son estas las tres maneras en que concibe la actitud del artista (o simplemente el dibujante) ante el acto de plasmar sobre una superficie su impresión de una imagen. Más allá de la técnica, Berger reclama cierto tipo de aproximación al objeto elegido.
"Cuando uno se acerca tanto que toca continuamente el modelo, no puede haber arte. Y cuando te alejas mucho, lo que se hace carece de energía y no pasa de ser un mero objeto ritual, porque no se ha tocado en absoluto".
Y no puede evitar sugerir imágenes de una potencia tan insinuante como esta:
"Existen muchos tipos de dibujos. Los que se encontraban ahora extendidos en la hierba estaban escritos como cartas".
Berger detecta relaciones reveladoras que permiten entender las diferencias esenciales:
"La placa fotográfica y el reloj de bolsillo, la cámara réflex y el reloj de pulsera, son inventos gemelos. Un dibujo o una pintura presuponen otra visión del tiempo".
"Una foto es la prueba del encuentro entre un suceso y un fotógrafo. Un dibujo cuestiona sin prisa la apariencia de un suceso y, al hacerlo, nos recuerda que las apariencias son siempre una construcción con una historia".
"Una fotografía es estática porque ha detenido el tiempo. Un dibujo o una pintura son estáticos porque abarcan el tiempo".
El libro reune doce textos publicados entre 1960 y 2002, además de tres inéditos. También hay fotos y, naturalmente sus dibujos. Algunos de ellos ilustran este post. Entre los artículos más emocionantes está Le Pont d'Arc, sobre su visita a las cuevas de Chauvet. Berger va al encuentro de las pinturas sobre roca más antiguas que se conocen: 15.000 años anteriores a las de Lascaux o las de Altamira . Están en unas oscuras cuevas a orillas del Ardèche:
"Se diría que el arte surgió como un potro que se echa a andar nada más nacer. O, por decirlo menos vívidamente (todo resulta vívido en la oscuridad): la necesidad de ese arte y el talento para hacerlo llegan juntos"
escribe, y deja paralizado al lector con esa constatación asombrosa. Y continúa levantando velos que ocultaban verdades...
"Casi todos los artistas pueden dibujar cuando descubren algo. Pero dibujar a fin de descubrir, ese es un proceso divino; es encontrar el efecto y la causa...
"Dibujar es conocer con la mano".
Hay un poema inédito que dedica al escultor Juan Muñoz, gran amigo suyo, tras su muerte. Un prestidigitador del arte al que también le cabrían las frases que siguen, extraidas de otros textos.
"Tengo el presentimiento de que el dibujo es una actividad manual cuyo objetivo es abolir el principio de la Desaparición. (O, para decirlo con otras palabras, transformar las apariciones y desapariciones en un juego más serio que la vida)".
John Berger nos ha entregado unos libros incomparables, reeditados una y otra vez: Modos de ver o Mirar. También novelas, ensayos y poesía. Precisamente Ways of seeing fue una serie de televisión de la BBC de 1972, que dio origen al primero de estos dos libros. Hoy se pueden encontrar en la red y revisar esos programas emitidos hace cuatro décadas. Sigue siendo una experiencia necesaria y emocionante.
"Joseph Beuys dice que hablar puede ser una forma de escultura"
Si es así, no hay duda de que él levanta monumentos. Tengo la fortuna de oír su voz de vez en cuando. Me llama por teléfono cuando ha terminado un nuevo artículo y siente la necesidad de publicarlo cuanto antes. Porque él escribe así,con urgencia y poesía. Y una entrega ciega, sobre todo cuando desea señalar algún sufrimiento injusto de gente que le ha contado su historia, su drama, sea en Chiapas o en Palestina. Tiene 86 años y sigue preocupándose por los demás. Como me dijo hace un tiempo, "uno no elige ser un escritor comprometido" . Sobre el dibujo no es solo un libro para dibujantes -aunque pienso que es una lectura imprescindible para ellos- es también el trazo claro de una mano pensante.
John Berger recibió un homenaje en el Museo del Prado en 2010.
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John Berger, la mano pensante
Por: Fietta Jarque | 10 de marzo de 2012
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"Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado".
John Berger (Londres 1926) ha descubierto la manera de vivir a manos llenas. Es quizá el crítico de arte más admirado, no por su rigor académico (aunque sea preciso y profundo conocedor de lo que comenta) sino por la pasión y sabiduría de su mirada sobre el arte. Y también sobre la vida. Tengo en mis manos su último libro publicado en español Sobre el dibujo (editado por Gustavo Gili), perfecto ejemplo de esta afirmación. He querido extraer y compartir algunas ideas subrayadas con lápiz durante la lectura. ¿Es esa también una forma de dibujar? Si es así, este esbozo rápido lo hago apoyada en sus líneas.
"Hay dibujos que estudian y cuestionan lo visible, otros que muestran y comunican ideas y, por último, aquellos que se hacen de memoria".
Son estas las tres maneras en que concibe la actitud del artista (o simplemente el dibujante) ante el acto de plasmar sobre una superficie su impresión de una imagen. Más allá de la técnica, Berger reclama cierto tipo de aproximación al objeto elegido.
"Cuando uno se acerca tanto que toca continuamente el modelo, no puede haber arte. Y cuando te alejas mucho, lo que se hace carece de energía y no pasa de ser un mero objeto ritual, porque no se ha tocado en absoluto".
Y no puede evitar sugerir imágenes de una potencia tan insinuante como esta:
"Existen muchos tipos de dibujos. Los que se encontraban ahora extendidos en la hierba estaban escritos como cartas".
Berger detecta relaciones reveladoras que permiten entender las diferencias esenciales:
"La placa fotográfica y el reloj de bolsillo, la cámara réflex y el reloj de pulsera, son inventos gemelos. Un dibujo o una pintura presuponen otra visión del tiempo".
"Una foto es la prueba del encuentro entre un suceso y un fotógrafo. Un dibujo cuestiona sin prisa la apariencia de un suceso y, al hacerlo, nos recuerda que las apariencias son siempre una construcción con una historia".
"Una fotografía es estática porque ha detenido el tiempo. Un dibujo o una pintura son estáticos porque abarcan el tiempo".
El libro reune doce textos publicados entre 1960 y 2002, además de tres inéditos. También hay fotos y, naturalmente sus dibujos. Algunos de ellos ilustran este post. Entre los artículos más emocionantes está Le Pont d'Arc, sobre su visita a las cuevas de Chauvet. Berger va al encuentro de las pinturas sobre roca más antiguas que se conocen: 15.000 años anteriores a las de Lascaux o las de Altamira . Están en unas oscuras cuevas a orillas del Ardèche:
"Se diría que el arte surgió como un potro que se echa a andar nada más nacer. O, por decirlo menos vívidamente (todo resulta vívido en la oscuridad): la necesidad de ese arte y el talento para hacerlo llegan juntos"
escribe, y deja paralizado al lector con esa constatación asombrosa. Y continúa levantando velos que ocultaban verdades...
"Casi todos los artistas pueden dibujar cuando descubren algo. Pero dibujar a fin de descubrir, ese es un proceso divino; es encontrar el efecto y la causa...
"Dibujar es conocer con la mano".
Hay un poema inédito que dedica al escultor Juan Muñoz, gran amigo suyo, tras su muerte. Un prestidigitador del arte al que también le cabrían las frases que siguen, extraidas de otros textos.
"Tengo el presentimiento de que el dibujo es una actividad manual cuyo objetivo es abolir el principio de la Desaparición. (O, para decirlo con otras palabras, transformar las apariciones y desapariciones en un juego más serio que la vida)".
John Berger nos ha entregado unos libros incomparables, reeditados una y otra vez: Modos de ver o Mirar. También novelas, ensayos y poesía. Precisamente Ways of seeing fue una serie de televisión de la BBC de 1972, que dio origen al primero de estos dos libros. Hoy se pueden encontrar en la red y revisar esos programas emitidos hace cuatro décadas. Sigue siendo una experiencia necesaria y emocionante.
"Joseph Beuys dice que hablar puede ser una forma de escultura"
Si es así, no hay duda de que él levanta monumentos. Tengo la fortuna de oír su voz de vez en cuando. Me llama por teléfono cuando ha terminado un nuevo artículo y siente la necesidad de publicarlo cuanto antes. Porque él escribe así,con urgencia y poesía. Y una entrega ciega, sobre todo cuando desea señalar algún sufrimiento injusto de gente que le ha contado su historia, su drama, sea en Chiapas o en Palestina. Tiene 86 años y sigue preocupándose por los demás. Como me dijo hace un tiempo, "uno no elige ser un escritor comprometido" . Sobre el dibujo no es solo un libro para dibujantes -aunque pienso que es una lectura imprescindible para ellos- es también el trazo claro de una mano pensante.
John Berger recibió un homenaje en el Museo del Prado en 2010.
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"Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado".
John Berger (Londres 1926) ha descubierto la manera de vivir a manos llenas. Es quizá el crítico de arte más admirado, no por su rigor académico (aunque sea preciso y profundo conocedor de lo que comenta) sino por la pasión y sabiduría de su mirada sobre el arte. Y también sobre la vida. Tengo en mis manos su último libro publicado en español Sobre el dibujo (editado por Gustavo Gili), perfecto ejemplo de esta afirmación. He querido extraer y compartir algunas ideas subrayadas con lápiz durante la lectura. ¿Es esa también una forma de dibujar? Si es así, este esbozo rápido lo hago apoyada en sus líneas.
"Hay dibujos que estudian y cuestionan lo visible, otros que muestran y comunican ideas y, por último, aquellos que se hacen de memoria".
Son estas las tres maneras en que concibe la actitud del artista (o simplemente el dibujante) ante el acto de plasmar sobre una superficie su impresión de una imagen. Más allá de la técnica, Berger reclama cierto tipo de aproximación al objeto elegido.
"Cuando uno se acerca tanto que toca continuamente el modelo, no puede haber arte. Y cuando te alejas mucho, lo que se hace carece de energía y no pasa de ser un mero objeto ritual, porque no se ha tocado en absoluto".
Y no puede evitar sugerir imágenes de una potencia tan insinuante como esta:
"Existen muchos tipos de dibujos. Los que se encontraban ahora extendidos en la hierba estaban escritos como cartas".
Berger detecta relaciones reveladoras que permiten entender las diferencias esenciales:
"La placa fotográfica y el reloj de bolsillo, la cámara réflex y el reloj de pulsera, son inventos gemelos. Un dibujo o una pintura presuponen otra visión del tiempo".
"Una foto es la prueba del encuentro entre un suceso y un fotógrafo. Un dibujo cuestiona sin prisa la apariencia de un suceso y, al hacerlo, nos recuerda que las apariencias son siempre una construcción con una historia".
"Una fotografía es estática porque ha detenido el tiempo. Un dibujo o una pintura son estáticos porque abarcan el tiempo".
El libro reune doce textos publicados entre 1960 y 2002, además de tres inéditos. También hay fotos y, naturalmente sus dibujos. Algunos de ellos ilustran este post. Entre los artículos más emocionantes está Le Pont d'Arc, sobre su visita a las cuevas de Chauvet. Berger va al encuentro de las pinturas sobre roca más antiguas que se conocen: 15.000 años anteriores a las de Lascaux o las de Altamira . Están en unas oscuras cuevas a orillas del Ardèche:
"Se diría que el arte surgió como un potro que se echa a andar nada más nacer. O, por decirlo menos vívidamente (todo resulta vívido en la oscuridad): la necesidad de ese arte y el talento para hacerlo llegan juntos"
escribe, y deja paralizado al lector con esa constatación asombrosa. Y continúa levantando velos que ocultaban verdades...
"Casi todos los artistas pueden dibujar cuando descubren algo. Pero dibujar a fin de descubrir, ese es un proceso divino; es encontrar el efecto y la causa...
"Dibujar es conocer con la mano".
Hay un poema inédito que dedica al escultor Juan Muñoz, gran amigo suyo, tras su muerte. Un prestidigitador del arte al que también le cabrían las frases que siguen, extraidas de otros textos.
"Tengo el presentimiento de que el dibujo es una actividad manual cuyo objetivo es abolir el principio de la Desaparición. (O, para decirlo con otras palabras, transformar las apariciones y desapariciones en un juego más serio que la vida)".
John Berger nos ha entregado unos libros incomparables, reeditados una y otra vez: Modos de ver o Mirar. También novelas, ensayos y poesía. Precisamente Ways of seeing fue una serie de televisión de la BBC de 1972, que dio origen al primero de estos dos libros. Hoy se pueden encontrar en la red y revisar esos programas emitidos hace cuatro décadas. Sigue siendo una experiencia necesaria y emocionante.
"Joseph Beuys dice que hablar puede ser una forma de escultura"
Si es así, no hay duda de que él levanta monumentos. Tengo la fortuna de oír su voz de vez en cuando. Me llama por teléfono cuando ha terminado un nuevo artículo y siente la necesidad de publicarlo cuanto antes. Porque él escribe así,con urgencia y poesía. Y una entrega ciega, sobre todo cuando desea señalar algún sufrimiento injusto de gente que le ha contado su historia, su drama, sea en Chiapas o en Palestina. Tiene 86 años y sigue preocupándose por los demás. Como me dijo hace un tiempo, "uno no elige ser un escritor comprometido" . Sobre el dibujo no es solo un libro para dibujantes -aunque pienso que es una lectura imprescindible para ellos- es también el trazo claro de una mano pensante.
John Berger recibió un homenaje en el Museo del Prado en 2010.
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Dejemos de sostener al primer mundo
Ricardo Natalichio Ambiente y Sociedad
Sin ser conscientes de ello, estamos sosteniendo un sistema que nos es totalmente perjudicial, no sólo económicamente, sino ambiental y socialmente.
Durante los últimos años, los países más industrializados que alguna vez decidieron autodenominarse primer mundo, se vienen tambaleando de crisis en crisis. Con gran parte de sus ecosistemas artificializados, amoldados y reducidos a su mínima expresión, y niveles de consumo exacerbados por donde se los mire, su balanza ambiental interna lleva décadas inclinada hacia el lado negativo.
Sin embargo, el “subdesarrollo” del tercer mundo ha servido de colchón amortiguador de ese comportamiento durante un largo período. Absorbiendo las emisiones con sus inmensas superficies boscosas aun en pie, soportando la contaminación de sus fábricas en ríos y lagos. Proveyendo de materias primas a costa del agua dulce y los nutrientes de sus ricos suelos a su industria. En fin, con las venas abiertas de innumerables formas.
Las crisis financieras han ido modificando el mapa para las trasnacionales y en los últimos años ha aumentado considerablemente el porcentaje de ganancias que obtienen de sus filiales en los países del hemisferio sur.
Bancos, telefónicas, celulares, laboratorios, e infinidad de rubros han reportado en el 2011 importantes alzas de sus ingresos provenientes de Latinoamérica, cuando se han disminuido de forma notable en sus propias regiones.
Sin ser conscientes de ello, estamos sosteniendo un sistema que nos es totalmente perjudicial, no sólo económicamente, sino ambiental y socialmente.
Millones de hectáreas de buena tierra sin producir alimentos, sino combustibles para el norte y piensos para su ganado, siendo erosionadas hasta la desertización y fumigadas hasta la esterilización y quitando el sustento a los campesinos de la región, son un claro ejemplo de este modelo fatídico.
Pero llega el tiempo en el que podemos hacer oír nuestra voz e intentar imponer un cambio de rumbo. Las multinacionales nos necesitan más que nunca y mucho más de lo que nosotros las necesitamos a ellas. Porque podemos vivir sin sus productos, pero ellas no sobrevivirían sin nuestros recursos naturales, nuestro dinero, nuestro consumo y nuestro consentimiento.
Las tres crisis, económica, ecológica y social por las que atraviesa la humanidad nos muestran que es un momento en la historia del hombre moderno, en el que un importante cambio es urgente, necesario y posible.
Se acerca el fin de la era de petróleo, de los combustibles fósiles y eso está obligando a una reformulación de toda la sociedad humana, que durante siglos ha basado en ellos el concepto de progreso. Una nueva concepción de todo lo conocido es imperiosa. Hay que definir nuevas pautas de convivencia entre los seres humanos y con la naturaleza, nuevos paradigmas de desarrollo.
Las leyes de la vida, de la naturaleza, las que han existido durante millones de años, comienzan a prevalecer sobre las ficticias e impuestas leyes del mercado. El agua es inmensamente más valiosa que el oro y cualquier otro metal, porque es necesaria para la existencia de la vida. Así como producir alimentos es más valioso para la humanidad, que combustibles.
¿Debemos volver a la Edad de Piedra? Hoy hay en el mundo más de 2.000 millones de personas intentando sobrevivir en condiciones mucho peores que las de esa época, en la que hubiesen podido alimentarse de la caza y de la pesca y beber agua de un río o de un lago, sin enfermar a causa de la contaminación generada por empresas que producen bienes o extraen materias primas, que ellos jamás llegarán a ver en sus vidas.
La cuestión no es volver o no a la edad de piedra, sino evitar la extinción de la vida como la conocemos, por mantener el estilo de vida del 10 ó 20% de la población mundial. La cuestión es iniciar ese cambio, empezando por nosotros mismos y siguiendo por el cambio del sistema en que vivimos.
Fuente: Editorial Ambiente y Sociedad N° 508
Sin ser conscientes de ello, estamos sosteniendo un sistema que nos es totalmente perjudicial, no sólo económicamente, sino ambiental y socialmente.
Durante los últimos años, los países más industrializados que alguna vez decidieron autodenominarse primer mundo, se vienen tambaleando de crisis en crisis. Con gran parte de sus ecosistemas artificializados, amoldados y reducidos a su mínima expresión, y niveles de consumo exacerbados por donde se los mire, su balanza ambiental interna lleva décadas inclinada hacia el lado negativo.
Sin embargo, el “subdesarrollo” del tercer mundo ha servido de colchón amortiguador de ese comportamiento durante un largo período. Absorbiendo las emisiones con sus inmensas superficies boscosas aun en pie, soportando la contaminación de sus fábricas en ríos y lagos. Proveyendo de materias primas a costa del agua dulce y los nutrientes de sus ricos suelos a su industria. En fin, con las venas abiertas de innumerables formas.
Las crisis financieras han ido modificando el mapa para las trasnacionales y en los últimos años ha aumentado considerablemente el porcentaje de ganancias que obtienen de sus filiales en los países del hemisferio sur.
Bancos, telefónicas, celulares, laboratorios, e infinidad de rubros han reportado en el 2011 importantes alzas de sus ingresos provenientes de Latinoamérica, cuando se han disminuido de forma notable en sus propias regiones.
Sin ser conscientes de ello, estamos sosteniendo un sistema que nos es totalmente perjudicial, no sólo económicamente, sino ambiental y socialmente.
Millones de hectáreas de buena tierra sin producir alimentos, sino combustibles para el norte y piensos para su ganado, siendo erosionadas hasta la desertización y fumigadas hasta la esterilización y quitando el sustento a los campesinos de la región, son un claro ejemplo de este modelo fatídico.
Pero llega el tiempo en el que podemos hacer oír nuestra voz e intentar imponer un cambio de rumbo. Las multinacionales nos necesitan más que nunca y mucho más de lo que nosotros las necesitamos a ellas. Porque podemos vivir sin sus productos, pero ellas no sobrevivirían sin nuestros recursos naturales, nuestro dinero, nuestro consumo y nuestro consentimiento.
Las tres crisis, económica, ecológica y social por las que atraviesa la humanidad nos muestran que es un momento en la historia del hombre moderno, en el que un importante cambio es urgente, necesario y posible.
Se acerca el fin de la era de petróleo, de los combustibles fósiles y eso está obligando a una reformulación de toda la sociedad humana, que durante siglos ha basado en ellos el concepto de progreso. Una nueva concepción de todo lo conocido es imperiosa. Hay que definir nuevas pautas de convivencia entre los seres humanos y con la naturaleza, nuevos paradigmas de desarrollo.
Las leyes de la vida, de la naturaleza, las que han existido durante millones de años, comienzan a prevalecer sobre las ficticias e impuestas leyes del mercado. El agua es inmensamente más valiosa que el oro y cualquier otro metal, porque es necesaria para la existencia de la vida. Así como producir alimentos es más valioso para la humanidad, que combustibles.
¿Debemos volver a la Edad de Piedra? Hoy hay en el mundo más de 2.000 millones de personas intentando sobrevivir en condiciones mucho peores que las de esa época, en la que hubiesen podido alimentarse de la caza y de la pesca y beber agua de un río o de un lago, sin enfermar a causa de la contaminación generada por empresas que producen bienes o extraen materias primas, que ellos jamás llegarán a ver en sus vidas.
La cuestión no es volver o no a la edad de piedra, sino evitar la extinción de la vida como la conocemos, por mantener el estilo de vida del 10 ó 20% de la población mundial. La cuestión es iniciar ese cambio, empezando por nosotros mismos y siguiendo por el cambio del sistema en que vivimos.
Fuente: Editorial Ambiente y Sociedad N° 508
“Estos parisienses que toman el cielo por asalto” Karl Marx
18 de marzo de 1871, los trabajadores franceses se hacen del poder y constituyen la Comuna. París pasa a ser una ciudad sitiada y una barricada. El suceso tuvo lugar después de la rendición del ejército francés en la guerra franco-prusiana, que fue vivida por parte de los trabajadores como una traición de la burguesía. Los obreros, entonces, comenzaron a exigir cambios revolucionarios, se apoderaron de las armas de los arsenales y organizaron la resistencia.
La Comuna se prolongó durante tres meses, destacándose en ese período el protagonismo de las mujeres, que se unieron a la Comuna reivindicando la igualdad social. Su participación las llevó, en muchos casos, a dar la vida por sus ideales.
Mañana a 141 años del suceso, el frente de izquierda francés llama a tomar la Bastilla con vistas a las elecciones del 22 de abril, en contra del actual presidente, Sarkozy y del partido de extrema derecha de Marine Le Pen.
La Comuna se prolongó durante tres meses, destacándose en ese período el protagonismo de las mujeres, que se unieron a la Comuna reivindicando la igualdad social. Su participación las llevó, en muchos casos, a dar la vida por sus ideales.
Mañana a 141 años del suceso, el frente de izquierda francés llama a tomar la Bastilla con vistas a las elecciones del 22 de abril, en contra del actual presidente, Sarkozy y del partido de extrema derecha de Marine Le Pen.
La antropología como lección de espíritu crítico
16/03/12
Claude Lévi-Strauss
Nuestras sociedades ya no tienen mitos. Para resolver los problemas planteados por la condición humana y los fenómenos naturales, se remiten a la ciencia o, siendo más exacto, para cada tipo de problema se remiten a una disciplina científica especializada.
¿Siempre es así? Lo que los pueblos sin escritura piden a los mitos, lo que toda la humanidad les ha pedido en el transcurso de los cientos de miles de años de su larguísima historia, millones de años quizá, es que expliquen el orden del mundo que los rodea y la estructura de la sociedad donde nacieron, que demuestren su congruencia e inspiren la confiada certeza de que el mundo en su conjunto y la sociedad particular de la que son miembros permanecerán tal y como fueron creados al comienzo de los tiempos.
Mas cuando nosotros nos interrogamos acerca del orden social que nos es propio, apelamos a la historia para explicarlo, justificarlo o acusarlo. Esta manera de interpretar el pasado varía en función del medio al que pertenecemos, de nuestras convicciones políticas, de nuestras actitudes morales. Para un ciudadano francés, la Revolución de 1789 explica la configuración de la sociedad actual. Y, según juzguemos que esa configuración es buena o mala, concebimos de un modo u otro la Revolución de 1789 y aspiramos a distintos porvenires. En otros términos, la imagen que nos hacemos de nuestro pasado próximo o remoto está absolutamente emparentada con la naturaleza del mito. (...) Así, uno llega a preguntarse si una historia objetiva y científica es posible o si, en nuestras sociedades modernas, la historia no juega un papel comparable a aquel de los mitos. Lo que los mitos hacen para las sociedades sin escritura: legitimar un orden social y una concepción del mundo, explicar lo que las cosas son por medio de aquello que fueron, encontrar la justificación de su estado presente en un estado pasado y concebir el futuro en función de ese presente y, a su vez, de ese pasado, ese es también el papel que nuestras civilizaciones acuerdan a la historia. Con una salvedad, empero. Como he tratado de demostrar por medio de un ejemplo, si bien cada mito parece contar una historia distinta, a menudo descubrimos que se trata de la misma, con sus episodios ordenados de otro modo. A la inversa, creemos con suma naturalidad que no hay más que una historia, cuando en realidad, cada partido político, cada medio social y, a veces, cada individuo se cuenta una historia diferente y la utiliza, al contrario del mito, para darse motivos para esperar, no que el presente reproduzca el pasado ni que el futuro perpetúe el presente, sino que el futuro difiera del presente, así como el propio presente difiere del pasado.
La rápida comparación en la que acabo de detenerme entre las creencias de los pueblos que llamamos primitivos y los nuestros nos lleva a entender que la historia, tal y como la emplean nuestras civilizaciones, expresa menos verdades objetivas que prejuicios y aspiraciones. También en este caso, la antropología nos imparte una lección de espíritu crítico. Nos permite comprender mejor que el pasado de nuestra propia sociedad y también aquel de sociedades distintas no tienen una única significación posible. No hay una interpretación absoluta del pasado histórico, sino varias interpretaciones, todas ellas relativas.
Para concluir esta conferencia, permítanme una reflexión aún más aventurada. Incluso en lo que atañe al orden del mundo, la ciencia hoy pasa de una perspectiva intemporal a una perspectiva histórica...
Claude Lévi-Strauss
Nuestras sociedades ya no tienen mitos. Para resolver los problemas planteados por la condición humana y los fenómenos naturales, se remiten a la ciencia o, siendo más exacto, para cada tipo de problema se remiten a una disciplina científica especializada.
¿Siempre es así? Lo que los pueblos sin escritura piden a los mitos, lo que toda la humanidad les ha pedido en el transcurso de los cientos de miles de años de su larguísima historia, millones de años quizá, es que expliquen el orden del mundo que los rodea y la estructura de la sociedad donde nacieron, que demuestren su congruencia e inspiren la confiada certeza de que el mundo en su conjunto y la sociedad particular de la que son miembros permanecerán tal y como fueron creados al comienzo de los tiempos.
Mas cuando nosotros nos interrogamos acerca del orden social que nos es propio, apelamos a la historia para explicarlo, justificarlo o acusarlo. Esta manera de interpretar el pasado varía en función del medio al que pertenecemos, de nuestras convicciones políticas, de nuestras actitudes morales. Para un ciudadano francés, la Revolución de 1789 explica la configuración de la sociedad actual. Y, según juzguemos que esa configuración es buena o mala, concebimos de un modo u otro la Revolución de 1789 y aspiramos a distintos porvenires. En otros términos, la imagen que nos hacemos de nuestro pasado próximo o remoto está absolutamente emparentada con la naturaleza del mito. (...) Así, uno llega a preguntarse si una historia objetiva y científica es posible o si, en nuestras sociedades modernas, la historia no juega un papel comparable a aquel de los mitos. Lo que los mitos hacen para las sociedades sin escritura: legitimar un orden social y una concepción del mundo, explicar lo que las cosas son por medio de aquello que fueron, encontrar la justificación de su estado presente en un estado pasado y concebir el futuro en función de ese presente y, a su vez, de ese pasado, ese es también el papel que nuestras civilizaciones acuerdan a la historia. Con una salvedad, empero. Como he tratado de demostrar por medio de un ejemplo, si bien cada mito parece contar una historia distinta, a menudo descubrimos que se trata de la misma, con sus episodios ordenados de otro modo. A la inversa, creemos con suma naturalidad que no hay más que una historia, cuando en realidad, cada partido político, cada medio social y, a veces, cada individuo se cuenta una historia diferente y la utiliza, al contrario del mito, para darse motivos para esperar, no que el presente reproduzca el pasado ni que el futuro perpetúe el presente, sino que el futuro difiera del presente, así como el propio presente difiere del pasado.
La rápida comparación en la que acabo de detenerme entre las creencias de los pueblos que llamamos primitivos y los nuestros nos lleva a entender que la historia, tal y como la emplean nuestras civilizaciones, expresa menos verdades objetivas que prejuicios y aspiraciones. También en este caso, la antropología nos imparte una lección de espíritu crítico. Nos permite comprender mejor que el pasado de nuestra propia sociedad y también aquel de sociedades distintas no tienen una única significación posible. No hay una interpretación absoluta del pasado histórico, sino varias interpretaciones, todas ellas relativas.
Para concluir esta conferencia, permítanme una reflexión aún más aventurada. Incluso en lo que atañe al orden del mundo, la ciencia hoy pasa de una perspectiva intemporal a una perspectiva histórica...
Protestas: el misterio de Espartaco
20 de marzo de 2012
Le debemos a Salustio, Apiano y Floro las referencias a Espartaco, el esclavo que puso en jaque a la república de Roma el 72 antes de nuestra era. El episodio es conocido hoy como la III Guerra Servil y más conocida en nuestra época en su versión hollywoodense en una de romanos protagonizada por Kirk Douglas.
Espartaco nos convoca, pues nos obliga a discurrir sobre las luchas emancipadoras a través de la historia humana. Es claro que Espartaco no fue ni el primero ni el último. Sin embargo, surge la cuestión acerca de ese primer hombre, el primer Espartaco que concibió la libertad como horizonte posible. Aquel anónimo y remoto primer Espartaco “imaginó” lo que no es, como negación de un mundo que se le apareció como injusto. La cuestión fundamental radica en ese paso sutil y radical, el acto poético de imaginar “dignidades” propias de lo humano. Este acto creativo es un misterio y es la simiente de todas las revoluciones, de todos los cambios posibles. En definitiva, por qué la esclavitud se torna indigna para este primer Espartaco, en un mundo de esclavos en que el sometimiento ha sido naturalizado por los poderosos, al punto de que una mente brillante como Aristóteles no reparó en ella.
Al observar la historia, llama la atención la expansión de una cierta consciencia de la “dignidad humana”. No podemos negar que se han sufrido retrocesos, grandes recaídas; es cierto, además, que las astucias de los privilegiados se visten de nuevos ropajes para perpetuar nuevas formas de sujeción. Sin embargo, más allá de tal evidencia, persiste el misterio planteado por el primer Espartaco, la creación de nuevos horizontes de realización de lo humano. Sólo “después” de esta “creación idiolectal” es posible que otros compartan un sueño de emancipación moral, social o estética; sólo “después” irrumpen los movimientos históricos y sociales, esto es, la “dimensión sociolectal”: “Les Droits de l’Homme”, como creencia fundamental o clisé de moda.
Poco importa que un determinado sueño se haya plasmado o no en sociedades históricas, lo cierto es que cada nuevo horizonte de lo humano permanece para siempre como uno de los posibles derroteros de la historia futura. Los sueños son, inevitablemente, atemporales y, en este sentido, perennes. El misterio sigue allí, más allá de miles de crucificados, más allá de masacres inmisericordes. En cada hombre radica en potencia la posibilidad de crear esa chispa que incendie toda la pradera. Una cierta idea bien pudiera ser más peligrosa que un arma nuclear.
Así como hoy nos parece aberrante la esclavitud humana, en los siglos venideros les parecerá indigno, irracional y grotesco el modo cómo degradamos nuestro medioambiente o los principios morales que presiden nuestra vida social y política, convirtiendo en mercancía la educación, la salud, los alimentos, el agua, el sexo, la vida misma.
La idea tan elemental de que no es correcto que unos pocos se apropien del trabajo de los muchos, es el reclamo moral y político de los débiles, marginados y pobres de la tierra, sea que sean conscientes de ello o no. Para cumplir la tarea emancipadora que les está, inevitablemente, encomendada a las futuras generaciones, no hay dogmas ni recetas. En cambio, hay una exigencia moral, propender a la continuidad de la vida, donde la libertad no sea una estatua y la dignidad sea mucho más que un wishful thinking.
Le debemos pues a aquel primer Espartaco la idea, hoy lugar común, de que la esclavitud es de suyo inaceptable. Sospechamos que hay otros Espartacos soñando sueños inconcebibles en esta prehistoria humana en que habitamos, pero que serán mero sentido común para los humanos del mañana.
Álvaro Cuadra es investigador y docente en la Escuela Latinoamericana de Postrados (ELAP), Universidad ARCIS.
rebelion.org
Le debemos a Salustio, Apiano y Floro las referencias a Espartaco, el esclavo que puso en jaque a la república de Roma el 72 antes de nuestra era. El episodio es conocido hoy como la III Guerra Servil y más conocida en nuestra época en su versión hollywoodense en una de romanos protagonizada por Kirk Douglas.
Espartaco nos convoca, pues nos obliga a discurrir sobre las luchas emancipadoras a través de la historia humana. Es claro que Espartaco no fue ni el primero ni el último. Sin embargo, surge la cuestión acerca de ese primer hombre, el primer Espartaco que concibió la libertad como horizonte posible. Aquel anónimo y remoto primer Espartaco “imaginó” lo que no es, como negación de un mundo que se le apareció como injusto. La cuestión fundamental radica en ese paso sutil y radical, el acto poético de imaginar “dignidades” propias de lo humano. Este acto creativo es un misterio y es la simiente de todas las revoluciones, de todos los cambios posibles. En definitiva, por qué la esclavitud se torna indigna para este primer Espartaco, en un mundo de esclavos en que el sometimiento ha sido naturalizado por los poderosos, al punto de que una mente brillante como Aristóteles no reparó en ella.
Al observar la historia, llama la atención la expansión de una cierta consciencia de la “dignidad humana”. No podemos negar que se han sufrido retrocesos, grandes recaídas; es cierto, además, que las astucias de los privilegiados se visten de nuevos ropajes para perpetuar nuevas formas de sujeción. Sin embargo, más allá de tal evidencia, persiste el misterio planteado por el primer Espartaco, la creación de nuevos horizontes de realización de lo humano. Sólo “después” de esta “creación idiolectal” es posible que otros compartan un sueño de emancipación moral, social o estética; sólo “después” irrumpen los movimientos históricos y sociales, esto es, la “dimensión sociolectal”: “Les Droits de l’Homme”, como creencia fundamental o clisé de moda.
Poco importa que un determinado sueño se haya plasmado o no en sociedades históricas, lo cierto es que cada nuevo horizonte de lo humano permanece para siempre como uno de los posibles derroteros de la historia futura. Los sueños son, inevitablemente, atemporales y, en este sentido, perennes. El misterio sigue allí, más allá de miles de crucificados, más allá de masacres inmisericordes. En cada hombre radica en potencia la posibilidad de crear esa chispa que incendie toda la pradera. Una cierta idea bien pudiera ser más peligrosa que un arma nuclear.
Así como hoy nos parece aberrante la esclavitud humana, en los siglos venideros les parecerá indigno, irracional y grotesco el modo cómo degradamos nuestro medioambiente o los principios morales que presiden nuestra vida social y política, convirtiendo en mercancía la educación, la salud, los alimentos, el agua, el sexo, la vida misma.
La idea tan elemental de que no es correcto que unos pocos se apropien del trabajo de los muchos, es el reclamo moral y político de los débiles, marginados y pobres de la tierra, sea que sean conscientes de ello o no. Para cumplir la tarea emancipadora que les está, inevitablemente, encomendada a las futuras generaciones, no hay dogmas ni recetas. En cambio, hay una exigencia moral, propender a la continuidad de la vida, donde la libertad no sea una estatua y la dignidad sea mucho más que un wishful thinking.
Le debemos pues a aquel primer Espartaco la idea, hoy lugar común, de que la esclavitud es de suyo inaceptable. Sospechamos que hay otros Espartacos soñando sueños inconcebibles en esta prehistoria humana en que habitamos, pero que serán mero sentido común para los humanos del mañana.
Álvaro Cuadra es investigador y docente en la Escuela Latinoamericana de Postrados (ELAP), Universidad ARCIS.
rebelion.org
"Los indignados denuncian; no pueden enunciar"
El filósofo francés Edgar Morin, uno de los autores de referencia para los movimientos de protesta social, recala en Madrid para hablar sobre la esperanza
José María Ridao Madrid 13 MAR 2012 - “Es la primera vez que mis libros se convierten en best-sellers”, dice Edgar Morin (París, 1921) en el jardín de la Embajada de Francia, donde ha querido aprovechar una tarde primaveral en Madrid. Junto a Stéphane Hessel, Morin se ha convertido en uno de los autores de referencia para los movimientos que han protestado en diversas partes del mundo contra la corrupción y la degradación de los sistemas democráticos.
Pregunta. Se volvía a hablar de la ausencia, incluso de la traición de los intelectuales, y, sin embargo, Hessel y usted…
Respuesta. La palabra indignación que empleó Hessel ha servido de catalizador. En un clima general de resignación y de impotencia como el que existía, ha provocado una reacción, un despertar. El de los indignados es un movimiento interesante. No son revolucionarios, son rebeldes que representan una contestación, una protesta.
P. ¿Cuánto tiempo podrá mantenerse?
R. El sentimiento de indignación entre los jóvenes está en su primera etapa. En algunos países árabes han abatido el principal obstáculo, que eran los tiranos. El problema es que carecen de un pensamiento, de una vía para el momento inmediatamente posterior. Es lo mismo que ha sucedido en España y otros lugares. Los indignados hacen críticas justas, denuncian pero no pueden enunciar.
P. Los jóvenes árabes se levantaron contra una tiranía real; en el caso de los indignados parece más bien metafórica.
R. El contexto es diferente. En el caso de la primavera árabe los tiranos eran individuales, pero no hay que olvidar que detrás de ellos estaba la corrupción. Y es contra la corrupción y contra la tiranía del dinero contra lo que se han levantado los indignados occidentales. Es un rasgo en común que no impide advertir las diferencias.
El capitalismo no es eterno pero tampoco está muerto
P. En algunos países donde han tenido lugar protestas de los indignados han triunfado electoralmente partidos conservadores.
R. Con indignados o sin ellos, la crisis habría acabado con el Gobierno de Zapatero. El movimiento de los jóvenes debe considerarse como un síntoma, y se están acumulando múltiples síntomas de la crisis que atraviesa Europa. En Grecia, una política económica impuesta ha desencadenado una cólera que va más allá de la simple indignación. En Hungría, por contemplar otro ejemplo, está fraguando un neoautoritarismo nacionalista.
P. La crisis, entonces, no es solo económica.
R. La crisis económica se introdujo en una crisis general debida a la globalización, a la occidentalización. Es una crisis general de la humanidad. Ese era el contexto donde se desencadenó, además, una crisis económica. La gravedad de esta última no debería enmascarar la profundidad de la otra.
P. Su último libro, escrito con Stéphane Hessel, El camino de la esperanza, propone entre otras cosas la refundación del capitalismo.
R. El capitalismo no es eterno pero tampoco está muerto. Se ha transformado, consagrando la hegemonía del capitalismo financiero. Se trata de poner fin a esa hegemonía, que es la del dinero, la del beneficio, la de lo cuantitativo. En su último libro, Rocard confiesa haber disfrutado de varios momentos de felicidad en su vida; ninguno de ellos tiene relación con el dinero. Es verdad que la política no puede producir la felicidad ni el amor, pero puede establecer que merece la pena perseguir esos objetivos. El presidente de Ecuador, Correa, lo ha expresado mediante la idea del bien vivir.
P. También ha intentado cerrar el diario El Universo.
R. Tanto como he apreciado su idea del bien vivir o su intento de crear un turismo de conciencia y de responsabilidad, alejado de la banalidad, cuestiono su actitud hacia un periódico que le critica.
P. ¿Qué valor concede a las instituciones democráticas?
Hay formas de ahorrar que no tienen que ver con el despido
R. Es preciso revitalizar la democracia, recuperar la confianza de los ciudadanos en el sistema y en los cargos electos. La sensación es que se marcha en el sentido contrario. En cuanto a las instituciones, y aunque se diga que la fórmula del bienestar está agotada, el Estado tendría aún un papel que desempeñar. Podría apoyar a las empresas que persiguen un interés público, un interés socializado, cultural…
P. Pero esas políticas necesitan recursos.
R. Hay formas de ahorrar que no tienen que ver con el despido de funcionarios o medidas similares, sino que combaten la burocratización generalizada del Estado y las empresas. Es necesaria una política que contemple el conjunto de los sectores e identifique aquellos que pueden ser productores de futuro. Claro que existe el problema de la deuda, pero no podemos quedar prisioneros de él.
P. Sin embargo, una cosa es el diagnóstico y otra la solución.
R. Lo que yo escrito en La vía es un diagnóstico: si continuamos así, vamos hacia la catástrofe. La degradación de la atmósfera, el desarrollo de las armas nucleares, el fanatismo, todo esto nos conduce hacia la catástrofe. Es lo probable. Pero hay ocasiones en las que se ha producido lo improbable. No pretendo ser un mesías que anuncia la salvación, digo sencillamente que lo improbable es posible. Lo digo porque lo he vivido: en 1941, la victoria alemana parecía inevitable.
P. ¿Cómo ve usted la catástrofe?
R. No la veo, no sé decir ni cuándo ni cómo tendrá lugar, ni si serán catástrofes en cadena o un apocalipsis. Pero si un sistema no es capaz de resolver sus problemas fundamentales, o bien se precipita en la barbarie, o bien se transforma para encontrar respuestas nuevas.
P. Esa es la esperanza de la que ha venido a hablar en Madrid.
R. Una esperanza que está ligada a la desesperanza.
José María Ridao Madrid 13 MAR 2012 - “Es la primera vez que mis libros se convierten en best-sellers”, dice Edgar Morin (París, 1921) en el jardín de la Embajada de Francia, donde ha querido aprovechar una tarde primaveral en Madrid. Junto a Stéphane Hessel, Morin se ha convertido en uno de los autores de referencia para los movimientos que han protestado en diversas partes del mundo contra la corrupción y la degradación de los sistemas democráticos.
Pregunta. Se volvía a hablar de la ausencia, incluso de la traición de los intelectuales, y, sin embargo, Hessel y usted…
Respuesta. La palabra indignación que empleó Hessel ha servido de catalizador. En un clima general de resignación y de impotencia como el que existía, ha provocado una reacción, un despertar. El de los indignados es un movimiento interesante. No son revolucionarios, son rebeldes que representan una contestación, una protesta.
P. ¿Cuánto tiempo podrá mantenerse?
R. El sentimiento de indignación entre los jóvenes está en su primera etapa. En algunos países árabes han abatido el principal obstáculo, que eran los tiranos. El problema es que carecen de un pensamiento, de una vía para el momento inmediatamente posterior. Es lo mismo que ha sucedido en España y otros lugares. Los indignados hacen críticas justas, denuncian pero no pueden enunciar.
P. Los jóvenes árabes se levantaron contra una tiranía real; en el caso de los indignados parece más bien metafórica.
R. El contexto es diferente. En el caso de la primavera árabe los tiranos eran individuales, pero no hay que olvidar que detrás de ellos estaba la corrupción. Y es contra la corrupción y contra la tiranía del dinero contra lo que se han levantado los indignados occidentales. Es un rasgo en común que no impide advertir las diferencias.
El capitalismo no es eterno pero tampoco está muerto
P. En algunos países donde han tenido lugar protestas de los indignados han triunfado electoralmente partidos conservadores.
R. Con indignados o sin ellos, la crisis habría acabado con el Gobierno de Zapatero. El movimiento de los jóvenes debe considerarse como un síntoma, y se están acumulando múltiples síntomas de la crisis que atraviesa Europa. En Grecia, una política económica impuesta ha desencadenado una cólera que va más allá de la simple indignación. En Hungría, por contemplar otro ejemplo, está fraguando un neoautoritarismo nacionalista.
P. La crisis, entonces, no es solo económica.
R. La crisis económica se introdujo en una crisis general debida a la globalización, a la occidentalización. Es una crisis general de la humanidad. Ese era el contexto donde se desencadenó, además, una crisis económica. La gravedad de esta última no debería enmascarar la profundidad de la otra.
P. Su último libro, escrito con Stéphane Hessel, El camino de la esperanza, propone entre otras cosas la refundación del capitalismo.
R. El capitalismo no es eterno pero tampoco está muerto. Se ha transformado, consagrando la hegemonía del capitalismo financiero. Se trata de poner fin a esa hegemonía, que es la del dinero, la del beneficio, la de lo cuantitativo. En su último libro, Rocard confiesa haber disfrutado de varios momentos de felicidad en su vida; ninguno de ellos tiene relación con el dinero. Es verdad que la política no puede producir la felicidad ni el amor, pero puede establecer que merece la pena perseguir esos objetivos. El presidente de Ecuador, Correa, lo ha expresado mediante la idea del bien vivir.
P. También ha intentado cerrar el diario El Universo.
R. Tanto como he apreciado su idea del bien vivir o su intento de crear un turismo de conciencia y de responsabilidad, alejado de la banalidad, cuestiono su actitud hacia un periódico que le critica.
P. ¿Qué valor concede a las instituciones democráticas?
Hay formas de ahorrar que no tienen que ver con el despido
R. Es preciso revitalizar la democracia, recuperar la confianza de los ciudadanos en el sistema y en los cargos electos. La sensación es que se marcha en el sentido contrario. En cuanto a las instituciones, y aunque se diga que la fórmula del bienestar está agotada, el Estado tendría aún un papel que desempeñar. Podría apoyar a las empresas que persiguen un interés público, un interés socializado, cultural…
P. Pero esas políticas necesitan recursos.
R. Hay formas de ahorrar que no tienen que ver con el despido de funcionarios o medidas similares, sino que combaten la burocratización generalizada del Estado y las empresas. Es necesaria una política que contemple el conjunto de los sectores e identifique aquellos que pueden ser productores de futuro. Claro que existe el problema de la deuda, pero no podemos quedar prisioneros de él.
P. Sin embargo, una cosa es el diagnóstico y otra la solución.
R. Lo que yo escrito en La vía es un diagnóstico: si continuamos así, vamos hacia la catástrofe. La degradación de la atmósfera, el desarrollo de las armas nucleares, el fanatismo, todo esto nos conduce hacia la catástrofe. Es lo probable. Pero hay ocasiones en las que se ha producido lo improbable. No pretendo ser un mesías que anuncia la salvación, digo sencillamente que lo improbable es posible. Lo digo porque lo he vivido: en 1941, la victoria alemana parecía inevitable.
P. ¿Cómo ve usted la catástrofe?
R. No la veo, no sé decir ni cuándo ni cómo tendrá lugar, ni si serán catástrofes en cadena o un apocalipsis. Pero si un sistema no es capaz de resolver sus problemas fundamentales, o bien se precipita en la barbarie, o bien se transforma para encontrar respuestas nuevas.
P. Esa es la esperanza de la que ha venido a hablar en Madrid.
R. Una esperanza que está ligada a la desesperanza.
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