lunes, 28 de enero de 2013
Juan Ramón Jiménez, Platero y yo
Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero.
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas. Corren detrás de nosotros. Chillando largamente:
—¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
...Delante “está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos—¡tan lejos de mis oídos! —se abren noblemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sinfín del horizonte...
Y quedan. allá lejos, por las altas eras, unos agudos gritos, velados finamente entrecortados, jadeantes, aburridos:
—¡El lo...co! ¡El lo...co!
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas. Corren detrás de nosotros. Chillando largamente:
—¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
...Delante “está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos—¡tan lejos de mis oídos! —se abren noblemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el sinfín del horizonte...
Y quedan. allá lejos, por las altas eras, unos agudos gritos, velados finamente entrecortados, jadeantes, aburridos:
—¡El lo...co! ¡El lo...co!
Idea Vilariño -Todo es muy simple
Todo es muy simple
mucho más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito.
mi tiempo.
mucho más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito.
mi tiempo.
El Panteón es una esfera remotísima. La romanidad pura, desde el basamento hasta el óculo. Cinemax primero de los dioses. Una cúpula perfecta que bordea el perímetro del mármol. Quien tenga una vida, debe aquí alzar la mirada para entender formas que no deben manifestarse hasta que sea propicio el momento. Se alza el hormigón del santuario como una tuerca sagrada y se enrosca sobre los muros. Aquí los años se han plantado para contar las luces como en un calendario. El Panteón, un manual intangible para la hiedra. En su interior se despresurizan las líneas y se curvan hasta entonar un glóbulo blanco para la armonía. Se cuela entre las hornacinas el viento antiguo de quienes gobernaban amando la hermosura de los volúmenes y trazaban perfecciones en el futuro de los hombres.”
Antonio Portela, “Ciudadano romano”.
Antonio Portela, “Ciudadano romano”.
G. Apollinaire, Annie
Sobre la costa de Texas
Entre Mobile y Galveston hay
Un gran jardín lleno de rosas
Contiene también un caserón
Que es una gran rosa
Una mujer se pasea a menudo
En el jardín completamente sola
Y cuando paso por el camino bordeado de tilos
Nos miramos los dos
Como esa mujer es mennonita
Sus rosales y sus vestidos no tienen botones
Le faltan dos a mi chaqueta
La dama y yo seguimos casi el mismo rito
......
Entre Mobile y Galveston hay
Un gran jardín lleno de rosas
Contiene también un caserón
Que es una gran rosa
Una mujer se pasea a menudo
En el jardín completamente sola
Y cuando paso por el camino bordeado de tilos
Nos miramos los dos
Como esa mujer es mennonita
Sus rosales y sus vestidos no tienen botones
Le faltan dos a mi chaqueta
La dama y yo seguimos casi el mismo rito
......
Lord Byron: Ella camina en la belleza
Ella camina en la belleza, como la noche
De cimas despejadas y noches estrelladas
Y lo mejor de lo oscuro y lo brillante
Se encuentran en sus rasgos y en sus ojos
Asi, suavizados bajo la tierna luz
Que el cielo al llamativo día niega
Una sombra más, un rayo de luz menos
Tenían la mitad de la mermada e innombrable elegancia
que las olas con las que todos los cuervos
trenzan de suaves haces de luz, oh, su rostro
Donde los pensamientos sueve y dulcemente se expresan.
Qué pura, qué querida para ellos su morada
Y en su mejilla y en su ceja,
Tan suave, tan calma y aún elocuente
La sonrisa que gana, los tonos que resplandecen,
Pero dile de los días de bondad pasados
Una mente en paz con todo por debajo,
¡Un corazón cuyo amor es inocente!
De cimas despejadas y noches estrelladas
Y lo mejor de lo oscuro y lo brillante
Se encuentran en sus rasgos y en sus ojos
Asi, suavizados bajo la tierna luz
Que el cielo al llamativo día niega
Una sombra más, un rayo de luz menos
Tenían la mitad de la mermada e innombrable elegancia
que las olas con las que todos los cuervos
trenzan de suaves haces de luz, oh, su rostro
Donde los pensamientos sueve y dulcemente se expresan.
Qué pura, qué querida para ellos su morada
Y en su mejilla y en su ceja,
Tan suave, tan calma y aún elocuente
La sonrisa que gana, los tonos que resplandecen,
Pero dile de los días de bondad pasados
Una mente en paz con todo por debajo,
¡Un corazón cuyo amor es inocente!
"...Un filósofo es alguien que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos lo golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y rayos; acaso él mismo sea una tempestad que camina grávida de nuevos rayos; un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de sí -pero que es demasiado curioso para no "volver a sí" una y otra vez...>>
Friedrich Nietzsche, M. B. M., Af. 292.
Friedrich Nietzsche, M. B. M., Af. 292.
La secta perseverante
Por Horacio González *
¿Por qué los chistes de Macedonio todavía hacen reír? La esencia profunda del humor consiste en la repentina desubicación de algo que parecía establecido. Macedonio desubica al lector al hacerlo reír en el acto de leer. Dirigiéndose al lector, dice: “¿Nota usted que continúo?”. Nos obliga a interesarnos por la imposibilidad de la realidad, pues ella siempre se abre para pensar sobre sí misma. La risa proviene de anular nuestra certeza inmediata de que estamos leyendo y súbitamente el escrito se convierte en un vacío que destruye su estabilidad ante nuestros ojos. El resultado es que la identidad del lector también se diluye. No hay nada que nos haga reír más –con una risa preocupada, reflexiva– que la ausencia de nuestro yo justamente cuando parece que nos sostiene en los momentos cruciales de la existencia. Por ejemplo, cuando estamos leyendo.
Es una anulación, por la vía del absurdo, de las relaciones entre acciones, cosas y existencias. Como resultado de este idealismo tan radicalizado, se produce un fenómeno paradójico. La realidad inmaterial, la conciencia inerte y la lectura mecánica adquieren una forma viva. Todo objeto inactivo o indolente comienza a pensar; todo sujeto vivo es absorbido por un texto. En Macedonio, existe la vida, pero en el interior de una dislocación entre el pensamiento y la acción. Y todo eso ocurre en la fuente primordial del conocimiento: el acto de lectura. Una lectura desquiciada, rota por dentro en su propia temporalidad.
El lector siente en carne viva esa lúcida extravagancia. Cree que es un sujeto frente a un objeto, cree que es un lector ante un texto, y de repente se ve transformado en un objeto más dentro de otro objeto, ese mismo texto, que se deshace ante él. Toda acción se hace inverosímil, un sueño sin sujeto, según las propias palabras de Macedonio. Se trata de una pedagogía que explora los límites del conocimiento. Si creo que voy a tener conciencia de lo que realmente hago cuando leo, si el acto de lectura está funcionando sin sobresaltos, Macedonio rechaza todo esto introduciendo una pedagogía conmovedora e imposible, que es la de hacer de la existencia una autorreflexión permanente. Su dificultad consiste en cavilar en un desdoblamiento infinito en las condiciones que hacen posible el pensamiento sobre el pensamiento. Este es el hueso de las pedagogías.
Todo se torna un presente irrealizado, todo queda pendiente, aplazado. Y el que escribe, un fantasma omnisciente, me pregunta si me doy cuenta de que hay una discontinuidad entre mi yo y lo real, entre el tiempo de mi ser y el tiempo de la nada. Como en los grandes fenomenólogos de su época (a los que negó), la nada está en el ser no como un gusano que horada sino como un chiste encargado de interrumpir el flujo continuo de las cosas. Y también de disolver cualquier unidad –mi yo, ni conciencia– que se presente con pretensiones de continuidad y soberanía. Si no fuera un personaje totalmente exento de una estética de la crueldad y de un escenario de locura aceptada, Macedonio expresaría algo semejante a lo que por la misma época exploraba Artaud, un surrealismo que buscaba la vigilia en el juego onírico de abolir lo real. No abolir los objetos del mundo, todos necesarios e inverosímiles, sino la realidad ilusoria que los mantiene relacionados.
A sesenta años de su muerte aun entusiasma a la perseverante secta siempre engrosada de sus lectores. La de Macedonio es una filosofía humorística del Ser y la Nada, del acriollamiento del surrealismo, de la radicalización del pragmatismo anglosajón, de la jocosidad de una filosofía del lenguaje parecida a la que Wittgenstein puso en versículos y de un humor en la teoría de la escritura que no recuerda mal los famosos experimentos de Lawrence Sterne en Tristam Shandy. Increíblemente, el texto se transforma en una forma de vida, una personificación que iguala espontaneidad del vivir y acto de lectura, donde todo queda claro de toda claridad. Sólo que Macedonio, este hombre criollo, llega a esta conclusión a través de difíciles alquimias. Actuando en la trastienda última de los idiomas. Por eso su culto, que hoy es amplio y abarca a todas las generaciones literarias argentinas, forma parte del saber de una hermandad sigilosa que se reúne de tanto en tanto para conspirar a la luz. Hombres y mujeres de estilos y filosofías muy diferentes se darán los días finales de octubre una cita macedoniana en la Biblioteca Nacional y en el Malba, convocadas por el oficiante Roberto Ferro, para revisar como suelen decir ahora los no macedonianos, “el estado del arte”.
* Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional.
palabras de bergman para corazones resistentes
INGMAR BERGMAN.- LINTERNA MÁGICA (AUTOBIOGRAFÍA)
"Día tras día me llevaban o me arrastraban, gritando de angustia, al colegio. Vomitaba encima de cualquier cosa, desfallecía y perdía el sentido del equilibrio. Intenté abrazar y besar a mi madre, pero me apartó con una bofetada. Las palizas brutales de mi padre eran su argumento favorito. Me pegó, y yo le devolví el golpe. Se tambaleó, y acabó sentado en el suelo. Llevaron a mi padre al hospital, para operarle de un tumor maligno en el esófago. Mi madre quería que yo fuese a visitarle. Le contesté que no tenía tiempo ni ganas.
Mi hermano tenía escarlatina... (naturalmente yo esperaba que se muriera, la enfermedad era peligrosa en aquellos días). Cuando mi hermano abrió la puerta, le golpeé con la garrafa en la cabeza. La garrafa se hizo pedazos y mi hermano se desplomó mientras la sangre brotaba de la herida. Alrededor de un mes más tarde, me agredió sin previo aviso, y me saltó dos dientes. Respondí pegándole fuego a la cama mientras dormía. Mi hermano mayor y yo, normalmente enemigos mortales, hacíamos las paces y tramábamos planes para asesinar
a ese diablito repulsivo de mi hermana.
Una o dos veces en mi vida he acariciado la idea de suicidarme.La mayor parte de nuestra educación se basaba en conceptos tales como el pecado, la confesión, el castigo, el perdón y la gracia. Este hecho bien pudo contribuir a nuestra sorprendente aceptación del nazismo.
Se nace sin objeto, se vive sin sentido... Y al morir, no queda nada.
Ingmar: Madre, ¿qué pasó con nosotros?, ¿cómo nos arreglamos con el corazón partido,
con el odio reprimido?… ¿Por qué salió todo tan mal?.. ¿Nos pusieron máscaras en lugar
de rostros, nos dieron histeria en lugar de sentimientos, vergüenza y remordimiento en lugar de ternura y perdón?...No trato de buscar culpables…sólo quiero saber el porqué de tantas miserias tras la frágil fachada del prestigio social… ¿Por qué fui yo incapaz de mantener relaciones humanas normales?
Madre: Hijo, debes hablar de eso con alguna otra persona. Yo estoy demasiado cansada."
Este diálogo es de “Linterna mágica” (autobiografía), fragmentos del último capítulo,
donde el ya famoso director de cine cuenta cuando va a ver a su madre Karin para recriminarla.
Ingmar Bergman, nacido en Upsala (Suecia) el 14 de julio de 1918, fallece en el 2007.
"Día tras día me llevaban o me arrastraban, gritando de angustia, al colegio. Vomitaba encima de cualquier cosa, desfallecía y perdía el sentido del equilibrio. Intenté abrazar y besar a mi madre, pero me apartó con una bofetada. Las palizas brutales de mi padre eran su argumento favorito. Me pegó, y yo le devolví el golpe. Se tambaleó, y acabó sentado en el suelo. Llevaron a mi padre al hospital, para operarle de un tumor maligno en el esófago. Mi madre quería que yo fuese a visitarle. Le contesté que no tenía tiempo ni ganas.
Mi hermano tenía escarlatina... (naturalmente yo esperaba que se muriera, la enfermedad era peligrosa en aquellos días). Cuando mi hermano abrió la puerta, le golpeé con la garrafa en la cabeza. La garrafa se hizo pedazos y mi hermano se desplomó mientras la sangre brotaba de la herida. Alrededor de un mes más tarde, me agredió sin previo aviso, y me saltó dos dientes. Respondí pegándole fuego a la cama mientras dormía. Mi hermano mayor y yo, normalmente enemigos mortales, hacíamos las paces y tramábamos planes para asesinar
a ese diablito repulsivo de mi hermana.
Una o dos veces en mi vida he acariciado la idea de suicidarme.La mayor parte de nuestra educación se basaba en conceptos tales como el pecado, la confesión, el castigo, el perdón y la gracia. Este hecho bien pudo contribuir a nuestra sorprendente aceptación del nazismo.
Se nace sin objeto, se vive sin sentido... Y al morir, no queda nada.
Ingmar: Madre, ¿qué pasó con nosotros?, ¿cómo nos arreglamos con el corazón partido,
con el odio reprimido?… ¿Por qué salió todo tan mal?.. ¿Nos pusieron máscaras en lugar
de rostros, nos dieron histeria en lugar de sentimientos, vergüenza y remordimiento en lugar de ternura y perdón?...No trato de buscar culpables…sólo quiero saber el porqué de tantas miserias tras la frágil fachada del prestigio social… ¿Por qué fui yo incapaz de mantener relaciones humanas normales?
Madre: Hijo, debes hablar de eso con alguna otra persona. Yo estoy demasiado cansada."
Este diálogo es de “Linterna mágica” (autobiografía), fragmentos del último capítulo,
donde el ya famoso director de cine cuenta cuando va a ver a su madre Karin para recriminarla.
Ingmar Bergman, nacido en Upsala (Suecia) el 14 de julio de 1918, fallece en el 2007.
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