Una nueva generación de mujeres quiere abrirse paso para hablar sobre el feminismo y la pertinencia de llamarse e incluirse en el gran paraguas del movimiento feminista. Eso dicen cuando son convocadas, coinciden en “las ganas de hablar”, de ser visibles, de mostrar su trabajo y de contar sus historias (a pesar de que la mayoría no pasa los treinta): de cómo hijas de madres solteras supieron pescar en el aire esa necesidad de aprender a estar solas, a no depender de nadie, a no soñar con vestidos blancos o bocas siliconadas. Muchas se sienten afuera de cualquier sostén teórico, otras lo rechazan abiertamente, pero todas están inscriptas en una nueva era que prefiere desmarcarse de algunos términos que fueron bandera en el pasado, ampliar las fronteras y recibir nuevos nombres sobre sus cuerpos, identidades y sexualidades. Todas insisten en la urgencia del aborto legal pero reconocen sentirse afuera de esa lucha a nivel institucional, muchas hablan de una militancia puertas adentro, con dichos y actos que hablan solos. Para ellas la igualdad ya no es el horizonte sino la reivindicación del placer, la apropiación del agravio y de un lenguaje propio que les permita transmitir su descontento y transformarlo en hecho artístico, por eso son más que feministas, ya que ponen en jaque la categoría de mujer heterosexual que sirvió de base para la puesta en marcha del movimiento.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-7093-2012-03-03.html
sábado, 24 de marzo de 2012
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