miércoles, 24 de abril de 2013

Ulises, Miguel Angel Asturias

Intimo amigo del ensueño, Ulises
volvía a su destino de neblina,
un como regresar de otros países
a su país. Por ser de sal marina.

Su corazón surcó la mar meñique
y el gran mar del olvido por afán,
calafateando amores en el dique
de la sed que traía. Sed, imán.

Aguja de marear entre quimeras
y sirenas, la ruta presentida
por la carne y el alma ya extranjeras.

Su esposa lo esperaba y son felices
en la leyenda, pero no en la vida,
porque volvió sin regresar Ulises.

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